BUENA SALUD FISICA Y PSIQUICA
Valladolid a 30 de Septiembre de
2001
Queridos hijos:
Con el soplo cardiaco de vuestra progenitora digo que sería estupendo tomásemos
profundamente en serio la advertencia hecha de que para gozar de buena salud
física y psíquica es obligado vivir con
calma, en familiar armonía y perfecta unidad ya que sabemos, !vaya si sabemos!
que irradiar alegría es el mejor tónico y vigorizante, así como que la risa es
un don de Dios que cura, pero no somos lógicos ni consecuentes y lo olvidamos,
viviendo a veces, no pocas veces, como alacranes, agrios, quisquillosos,
excitables y avinagrados, sin tomar en cuenta para nada que la salud y la
belicosidad son cosas incompatibles. Los estallidos de ira y rencor, la hostilidad, el estrés, las emociones
negativas, los nervios desatados y los gritos hacen estragos, son funestos,
veneno puro que calcifican y taponan peligrosamente las arterias y en razón de
ello se eleva el nivel de colesterol en la sangre, se dispara la tensión
sanguínea...desarrollando afecciones cardiacas y muertes prematuras.
No vale camuflarse
tras los demás acusando al prójimo de
ser culpable de los propios problemas. Nuestro es el corazón y somos
responsables de mantenerlo sano y feliz viviendo en relaciones plenas y gratificantes
con todo el mundo, especialmente con familiares y amigos. La salud y la
longevidad dependen en gran medida de algo tan sencillo y razonable como vivir
y dejar vivir descansados y gozosos.
Las buenas
relaciones son la mejor medicina, algo que no ignoramos, con todo, no le damos
el relieve que merece porque somos superlativamente reacios a admitir que el
riesgo existe hasta que las cosas adquieren dimensiones dramáticas, jugándonos
entonces nada más y nada menos que la vida. Claro, pues, como el agua pura que ante
todo y sobre todo merece la pena
procurar ser felices y vivir contentos.
Hijos, recoger las
expresiones de cariño y simpatía de vuestro padre que os abraza y os besa
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