Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

miércoles, 2 de abril de 2014

AGUA CON OLOR Y SABOR



AGUA CON OLOR Y SABOR
Valladolid 2002

Queridos hijos: En fugaz viaje a Cornón con obligada visita a la fuente, el alma se me cayó a los pies, porque más claro agua, los cornitos se han mostrado total y absolutamente ingratos con quien  durante siglos les dio vida, o sea, agua. Imposible vivir sin ella y allí no había otra. No cabe pues, el menor resquicio de duda de que al chorro alegre y cantarín que mana abundante, fiable, muy fina, con temperatura adecuada, calida en invierno y deliciosamente fresca en verano, debe Cornón su existir.

La puritita verdad es que en tanto en cuanto mis paisanos se modernizaron un poco y consiguieron el gran logro de obtener agua en la propia casa directamente del grifo dieron la espalada a la benefactora fuentecilla abandonándola a su suerte, que se vino abajo, y allí yace arrinconada, invadida de algas, musgo, hongos y malas hierbas. No me agrada sacar a relucir los trapos sucios de mis coterraneos, pero pienso que han actuado con deslealtad, además de quedar claro que han perdido el sentido del gusto al cambiar el agua fácil de beber, digestiva y exquisita por otra corriente y vulgar traída de una charca.

Bueno, vamos a ver, los químicos dicen que el agua es un líquido incoloro, inoloro e insípido. Con perdón eso será el agua de su pueblo, la del mío transparente no puede ser más, pero huele a finas hierbas y sabe a miel, como la exquisita miel que elaboran las abejas cornitas a base de tomillo, espliego y romero.

No es preciso ser experto en… nada, para saber que hay gran diversidad de aguas que todas son diferentes entre sí. De allí que haya aguas maravillosas y de pésima calidad, turbias, gordas, crudas, sosas, salubres, con sabor a calcio, a sodio, cloro, azufre, lejía, tierra… Por poner ejemplos experimentados, el agua que en México D.F. se consigue a través del grifo no es apta para beber, en realidad se trata de un bebetrajo que resulta un maltrato para el paladar. La bebible se vende por la calle, distribuida por vehículos especiales en garrafones de veinte litros, tal como se hace acá con el butano. El agua de la llave de Valladolid está potabilizada, pero huele y sabe a cloro.

Hijos, si se presenta la oportunidad de visitar y beber agua de la fuente Cornita no la desaprovechéis , sabréis lo que es agua-agua, ya que aquel modesto y sencillo líquido no  sólo tiene ligereza y finura, es que además huele y sabe que alimenta.

 Besos y abrazos.