MERIENDA POR TODO LO ALTO
Valladolid,
30 de Agosto de 2006
Queridos
amigos: Escribiros es mi manera de manifestar mi agradecimiento por ser como
sois y haber compartido conmigo mesa y mantel. Es decir, por
proporcionarme uno de esos ratos tan
agradable que hace vivible la vida.
Se dice, y se dice bien, que practicar el
arte del buen yantar es convertir el acto de comer en un placer para los
sentidos y para la inteligencia. Placer de dioses que sólo los simples y los
enfermos no disfrutan, ni comprenden ni
admiten que disfrutar de exquisiteces culinarios con amigos eminentemente
buenos es la mejor manera que han
encontrado los hombres para reunirse y confraternizar.
Bueno, pues eso, que en la mesa hay que
saber disfrutar y dar por sentado que comer no es sólo obtener energía y los
nutrientes necesarios para mantener la salud y el bienestar, es también
experimentar las sensaciones agradables que proporcionan los alimentos y el
placer de reconocer olores y sabores, deleitando al olfato y al paladar. Como
queda dicho, una deleitosa comida nos aprovecha física y mentalmente.
La cocina es
fácil y divertida, sólo es cuestión de darle lo que pide: tiempo, cariño y un
poco de imaginación, y como esos ingredientes en absoluto faltaron en nuestra
merienda campestre, con qué ¡cosaaas
mááás riiicas¡ dimos alegría al cuerpo, y como regados con buen vino (la leche
de los viejos) se levanta el ánimo, se dispara la conversación y se dispone
para el buen humor la cosa resultó una fiesta amigablemente alegre y a plena
satisfacción. Hasta el clima cooperó con una tarde espléndida, Mejor imposible.
Por supuesto y sobre todas las cosas, lo mejor de lo mejor fue la muy amena
compañía de las damas por sus encantos indiscutibles. Dos reales mujeres
castellanas. Dos castellanas de pura cepa, el superlativo de la palabra mujer.
Bien sabido es que la mujer castellana es un genio de lo femenino. Señoras que
actuando como mujeres de su casa son fuente de energía y dinamismo, resultando
en hogar mariscales de campo empuñando el bastón de mando. Esto, claro está,
sin cesar en su permanente hacer cosas. Si pasamos revista a sus quehaceres
domésticos cotidianos ¿Cuánto no es la
activad que desarrollan desde que se
tiran de la cama hasta que regresan a ella? En fin, por eso son tipo de mujeres
ejemplares.
Estimados amigos, tengamos siempre muy
presente que el verdadera éxito en la vida es ser felices y hacer dichosos a
quienes nos rodean.
Abrazos