Historias de toda una vida

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sábado, 24 de mayo de 2014

DÍA DE PRIMAVERA DE MAYO



DÍA DE PRIMAVERA DE MAYO
Melilla 25 de Mayo de 2001
Queridiiiisima Rebeca: Deseo de todo corazón que en este día especial de primavera de Mayo seas feliz y estés contenta como las golondrinas de Cornón cuando chillando como locas revolotean alrededor de la torre de la iglesia.
Ya eres una real moza de 23 floridas primaveras, se fue la dulce tu dorada niñez y adolescencia que sin duda ha sido una luz que volvió a su recinto dejando indelebles huellas. Fueron días de los que participaste plenamente de su luz. Fue un tiempo del que fuiste parte de su cascada de interesantes aventuras que habrán  llenado las páginas de tu memoria de recuerdos emocionantes.
He sido un abuelo muy nietero que me ha encantado ir siempre rodeado de una nube de críos, y la razón era que os necesitaba como las ranas a los charcos, a vuestro lado mi ánimo era alto y optimista, me inyectabais cariño en el corazón. Es por ello que hemos pasado juntos muchísimos ratos alegres y gozosos.
Cuánto no habréis correteado  por el Campo Grande, pulmón y sonrisa verde de  Pucela, jardín romántico, en esta fechas floridos los castaños de Indias con sus racimos de flores de color malva y oro, lleno de niños, viejos, patos, pavos reales, flores y árboles que ¿recuerdas? Cuando apenas contabas con siete u ocho años  causabas admiración entre los jardineros porque conocías los nombres de todos los árboles: cedros, secuoyas, laureles, hayas, álamos, olmos, abedules, lauros, morales... 
 Con éste homo cornitus, a mucha honra,  haber recorrido la montaña palentina en multitud de excursiones de lo más interesantes y divertidas: La Virgen del Brezo, San salvador de Cantamuda, Barruelo, Castrejón,  de Guardo a Cervera por la ruta de los pantanos, por carreterilla de montaña ondulante y  retorcida hasta los cardaños, “Curavacas”; Piedrasluengas, Piedra Labra...   Fue época de felices recuerdos, porque la vida era un valor para disfrutar, y disfrutábamos por todo lo alto de días de luz, calor y alegría, recorriendo paisajes floridos oliendo dulcemente, ascendiendo animosamente por sendas y veredas, riscos y picachos para llegar a los lugares más pintorescos gozando en plenitud de la naturaleza, manantial de emociones que hacían vibrar los corazones.
Muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido por haberme dado la oportunidad  de haber estado siempre metido en vuestro mundo infantil y juvenil. Ya de muy chiquirritina  miraba sin cansarme tus manos infinitamente pequeñas y maravillosamente bien hechas; ayudé a guiar tus primeros pasos y escuché tus primeros balbuceos, te acompañé al cole,  compré tu primera bicicleta y te enseñé a usarla, yo fui tu profesor de natación, de mi mano conociste la ciudad, te enseñé el nombre de los árboles, aprendiste mecanografía, organicé tu primer viaje en tren a Palencia, ¿lo recuerdas?
¿Recuerdas también en la cuesta del psiquiátrico organizábamos grandes hogueras que con el rescoldo preparábamos  tortillas?  Todo eso y muchas cosas más, todas motivo de júbilo y de buenas vibraciones.
Si las cosas son así, así hay que decirlas. Era todo un placer estar a tu lado por múltiples razones, citaré sólo las tres más importantes: La primera, Jorge lo decía, “tenías mucho taliento en el cerebro”, la otra porque eras el sentido común en pasta, siempre gozaste de un enorme sentido común y ultimadamente porque eras una niña encantadora  gustabas a la gente  al primer golpe de vista.
Ya que menciono al bravucón de Jorge tan echao pa lante, que si hacía alguna cosa que no era de su completo gusto, siempre llevaba en la boca alguna amenaza contra mi, como aquella de “ya no te compro nada el día de la madre”.
Cristina, arrolladoramente simpática y bulliciosa, caminaba por las calles dormida, cogida de mi mano y,  como mi madre, aprendió a leer sola. Raquel rato guapa, un poco temerosa.
Muchos elogios he recibido vuestros, tantos que como muestra suprema de admiración, me habéis otorgado dos honrosísimos títulos:”El mejor cocinero” y “el mejor abuelo del mundo”.
Aprendí a cocinar por y para vosotros, y supe que en la cocina, el cariño, el tiempo y la imaginación son los mejores condimentos.
Que nunca te falte salud, cariño y alegría.
Abrazo de tu yayo  
Félix