Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 22 de octubre de 2012

FILOMENA NOMBRE MUSICAL



Querido yayo. Rebuscando entre todas tus cartas aparece esta que guardaba para publicar el 7 de agosto y así hacer coincidir en fecha -11 años más tarde eso sí-  con el aniversario de tu querida madre que este hubiera cumplido la friolera de 123 añitos.
Mi poco tiempo hizo que una vez más mis deseos no fueran mis órdenes  y aquí estoy tardía cumpliendo con ellas.
No estoy segura que sepas que mi nieta Lucía ya va a la guardería y como ahora tengo más tiempo para adentrarme en el ordenador, voy a cumplir esa promesa que te hice de publicar una a una las cartas que amablemente me cediste y con las que bien sabes tanto disfruto y disfrutamos todos los lectores que pasean por tu Blog.
En esta de hoy vuelcas un amor envidiable hacia tu querida madre y abuela de tus hijos.
Has tenido la suerte de saber demostrar ese cariño que sentías y aun sientes por ella no sólo cuando la tenías contigo; también lo sigues haciendo recordando su vida en estas hermosísimas cartas que compartiste primero con tus hijos (sus nietos) y ahora con todo el universo de internet. Así todo el mundo sabrá de qué mujer naciste y cómo has heredado de ella montones de virtudes y la cualidad de recargarte de energía gracias a tus hijos nietos e incluso de tus biznietos; y hablo de ellos en plural porque ya sabes que no sólo lo es Héctor -que lo es de sangre-; también la pequeña Lucía es tu biznieta, al igual que mis hijas son tus nietas –sin olvidar que sobretodo lo es Laura- y Jose y yo nos sentimos unos mas de tus hijos.
Espero que te haya parecido acertada la elección de carta para este punto y seguidito.
Ya me van contando que cada día te vas encontrando mejor gracias a los cuidados de las enfermeras y sobre todo la compañía de las gruñonas de tus hijas que te hacen pasear sin llevarte siquiera a un cine o un teatro ¡¡Qué caraduras!!
Me alegra muchísimo esa mejoría, pero ella conlleva que yo ahora te anime además a escribir alguna que otra carta; como no tienes ordenador, me las pasará Rebeca y además de las antiguas,  iré publicando las que me mandes.

Una vez más te doy las gracias por tus cartas, por tus enseñanzas, por tu cariño, por llamarme gritona y ricachona y sobre todo te doy las gracias por ser como eres: valiente a más no poder, y el gruñoncete más guapo y especial que he conocido nunca.

Te quiero hasta el infinito y más allá y te prometo que cuando estés mejorcito, iré a darte guerra y gritarte bajito que eres el yayo Félix más guapo del mundo.

Marisa Pérez Muñoz

FILOMENA NOMBRE MUSICAL

Valladolid, 7 de Agosto de 2001

         Queridos hijos: Hoy hace 112 años que nació mi madre, vuestra abuela de nombre musical, Filomena. Fue una mujer abierta, alegre, amable, pacífica, espiritual; como madre más que mujer un ángel. Por naturaleza inmune a la decepción y al desaliento, sus hijos, decía, la cargaban de energía, y si se trataba de proporcionar a sus retoños alegría de vivir no reparaba en sacrificios.
         Tenía infinita fe en Dios, le amaba sobre todas las cosas, sin Él nada tenía sentido. Decía, y obraba en consecuencia, que había que vivir practicando el bien para ganarse el corazón del Creador.
        
Nadie piense que me dejo llevar por un exceso de admiración hacia la autora de mis días, todo lo que digo es emocionalmente cierto, las describo como era y como yo la sentía y la siento: Alma limpia y transparente, talante animoso y festivo, corazón dulce y generoso cuidándose siempre de los demás y olvidándose de sí misma; presencia física agradable, con unos ojos muy decorativos de un verde oliva con pintas de color avellana... La edad la fue deteriorando mentalmente, la memoria se la desmemorió y próxima a cumplir los 90 años llegó el momento supremo de abandonar este valle de lágrimas quedándose dulcemente dormida y su alma voló al cielo a integrarse con Dios.
         Hijos, creer que allá arriba hay un gran tipo, Dios, proporciona tranquilidad de espíritu.
                                                        Besos y abrazos,