Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 22 de noviembre de 2014

TU APASIONADO AFÁN



TU APASIONADO AFÁN
Valladolid
Mi muy estimado amigo Jose Luis: Resulta emocionante y de sumo agradecer tu apasionado afán  por ponerme las cosas claras. Tú fe, sin el mínimo resquicio de duda,  te llena tan plenamente de alegría, esperanza e ilusión, que hablando del Ser Supremo te arde la imaginación y para afirmar su existencia expones, ya no razones perfectamente lógicas, sino de un peso específico aplastante. Pero, querido amigo, no temas por mí, que no soy tan escéptico ni descreido como para negar que hay un Dios en las alturas. Creer en la existencia de un ser supremo es de una importancia vital, porque Dios es como el sol, así de necesario.
Pero ocurre a veces, que uno se pone a meditar y sumergido en un laberinto de razones y reflexiones resulta que la idea de Dios es tan elevada, tan excesiva e ilimitada que trasciende a mi capacidad de entendimiento. Pero por eso la fe es creer lo que no se ve, lo que no se entiende, lo  que, incluso no tiene sentido ¿Porque qué sentido tiene los cien millones de galaxias tan solo en la vía láctea? ¿A qué viene ese derroche inaudito de astros? ¿El día que el creador se puso a servir estrellas con la cuchara grande, estaba un poco loquito?
Yo le pido al buen Dios que haga la vista gorda y que no haga mucho caso a mis cavilaciones, porque Él mejor que nadie sabe que los hombres somos una mezcla de elementos dispares: instinto, razón, sensibilidad, fantasía, temperamento, voluntad... con fe y dudas.
Pero ya te he hablado de las noches mágicas y míticas del pueblo que me vio nacer en las que quien quiera asomarse a aquel centelleante mar de estrellas que brillan como diamantes tendrá testimonio irrebatible de la existencia del ser supremo.
Adiós, buen amigo, que la salud y la alegría te acompañe, porque se dice que Dios está contento cuando nos ve sanos y felices.
Un abrazo  
                 Félix