Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

miércoles, 13 de abril de 2011

PROHIBIDO ENFURRUÑARSE

Ala, a disfrutar y ya sabéis:
PROHIBIDO ENFURRUÑARSE  miércoles 13/04/2011 11:08

Valladolid, 13 de abril 2011

   Querida Rebeca y demás seres queridos:

           
            Tenemos sobrados motivos para estar bien, vamos pues a pasar un día risueño, alegre y optimista; prohibido enfurruñarse por nada ni con nadie. Avinagrarse, como a veces nos ocurre por pequeñeces, es una tontería como un queso; lo dice el refrán: “Los cabreos y las tristezas del corazón suben a la cara”. ¿Y quién quiere estar arrugado y feo, sabiendo como sabemos que el buen humor, la alegría y la salud están estrechamente entrelazados?

            Queridos e inteligentes seres queridos, ¿queréis verme contento? Nada más fácil: veros disfrutar de la vida de manera gozosa, sana y provechosa.


Besos y abrazos

Félix

LLENAR DE ALEGRÍA EL CORAZÓN DE LOS ANCIANOS

Pido uno y hasta mil perdones por no haber publicado la carta del lunes, por eso hoy serán dos.

Abrazos de buena temperatura para todos.

Marisa


Lunes 11/04/2011 10:06

Valladolid, 11 de abril de 2011


Querida Rebe y demás seres queridos:

Ayer, repantingado en la cómoda tumbona, practicando el saludable y típico deporte español de la siesta, bautizado por ahí fuera como “yoga ibérico”, dormía profunda y relajadamente, mas súbitamente despierto desnorteado; en tan inexplicable situación me hallo, que durante unos minutos, aún más dormido que despierto, fantaseo con la emocionante convicción de que algo excepcional me ha ocurrido: he fallecido, estoy en el cielo y sobre mi pecho se sienta, bajo la apariencia de un encantador niño, mi ángel de la guarda para cuidarme y guiarme.

Poco a poco se me enciende una lucecita que ilumina mi mente, y ya despabilado, plenamente consciente de la situación, pues no, no me he difunteado ni estoy en el cielo, ni tampoco se trata de un ángel niño; es un precioso crío de cinco meses, hijo de amigos, que Rebeca coloca sobre mi pecho. La graciosa criatura, sorprendida, me mira y remira, preguntándose –es lo que yo pienso- ¿Quién será ese viejo reviejo de piel arrugada y pelo blanco?

Yo también le miro atentamente, porque se dice que los viejos nos volvemos niños, y en cierto sentido es verdad, dado que con el ciclo de la vida perdemos facultades que en los niños aún no se desarrollan y como ellos nos volvemos débiles e indefensos, necesitados de atención, de ser aceptados y queridos. Tenemos que mirarles muy atentamente para saber cómo despertar ternura, para que como a ellos, nos profesen el cariño que llena de alegría el corazón de los ancianos,

Queridos seres queridos, por vuestra paciencia con este decrépito abuelo, besos y abrazos.


Félix