Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 2 de mayo de 2014

NO CORRAS POR FAVOR



NO CORRAS, POR FAVOR

Melilla  2 de Mayo de 2001
Querida Hija: Pues nada, que los terrícolas somos unos seres sumamente singulares, los únicos que reímos, a quienes se nos ha concedido el prodigioso don de la risa, que obra prodigios; pero también, los únicos que chocamos  una, diez, cien veces en la misma piedra. Leo, en el puente de Mayo los tantos y los cuantos muertos y heridos graves, muchos jóvenes, en la carretera en sendos accidentes mortales...

O sea, que llega un descanso laboral y el personal ajetreado como hormigas corren que se las pelan comino de la playa o la montaña buscando reposo y el mejor modo de sacudirse el estrés, pero como son mogollón y corren sin freno, muchos se estrellan, chocan, se salen de la calzada y fenecen. En teoría correr, pisar a fondo el acelerador, mola, alucina, pero en la práctica todos sabemos, aunque se olvida, que la velocidad es sagrada y no se puede jugar con ella, entonces, si acelerar en exceso implica tan graves riesgos, ¿por qué correr?

Y hay otro cosa, si acompaña la suerte y se sobrevive al viaje, gran parte de las vacaciones se pierden en idas y venidas en el asfalto y el descaso más bien es poco, ¿entonces? El porqué de no abandonar tan arriesgada práctica sólo tiene una posible explicación: el homo sapiens tiene un pasado trashumante, y ese pasado inscrito  y en los genes domina nuestra parte racional. Será por eso, es lo más probable y lo más  posible.

Tú, hija, cuando consigas tu carnet de conducir, no corras, por favor, te lo pide tu Apá