Historias de toda una vida

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lunes, 20 de octubre de 2014

LA MADRE NATURALEZA



LA MADRE NATURALEZA
Valladolid Octubre de 2001

Queridos hijos: Con tanta "gota fría" causando desastres que asolan y llenan de aflicción a tantísima gente, dejadme decir que la madre Naturaleza es tan sabia como tirana, narcisista, monótona y parcial. Así, pues, no es extraño que haya adoradores incondicionales que emocionados agradezcan la gran deuda de gratitud con ella contraída por haber derramando  sobre  ellos sus dones a manos llenas. Por otro lado están quienes tratan de desprestigiarla con justificados motivos, pues es poco o nada lo que tienen que agradecerla.
Hablando en plata, la Naturaleza se ha portado sólo regular con el ser humano, lo ha hecho incomparablemente mejor que los animales que gratuitamente les proporciona comida, bebida y espeso y abrigado vestido, a más de garras, alas, cuernos, aguijón..., en tanto que a nosotros nos ha dejado solos, desnudos e indefensos, que se las arregle como pueda, y a ganar el pan con el sudor de su frente.
Casi desde que nacemos estamos obligados a luchar y trabajar, primero en la escuela, después en el campo curvados sobre el arado, en el taller, en la fábrica, el la oficina; trabajos pesados y monótonos que nos hacen esclavos del azadón, del martillo, del bolígrafo, del bisturí, todo para tener algo que llevarse a la boca.
La vaca, por poner un caso, con pacer y rumiar tranquilamente lo tiene todo resuelto. Y qué decir del ratón que come y le aprovecha cuanto se presenta ante sus ojos, ya sea papel, madera, trigo, queso. La sardina en el mar, mientras no se deje atrapar y freír, ¿qué hace? Nada, es decir, vivir feliz.
Afortunadamente el hombre es listo como el hambre y malo como un dolor de muelas y se las ingenia de maravilla para sacarle el jugo a la Naturaleza, a los nobles brutos y a cuanto se le ponga por delante.
La madre Naturaleza, tantas veces madrastrona, merece los severos cargos que se le hacen por lo muchos y grandes desmadres que lleva a cabo, tales como terremotos, volcanes, huracanes, incendios, rayos y centellas que tantas tragedias ocasionan. Pero ella impasible, de nada se entera, narcisista a tope se embriaga viendo nacer las flores en primavera y cantar a los pájaros. Tan orgullosa está de  sí misma que en su actuación que no permite la menor rectificación. A los jóvenes inexpertos resulta fácil encandilarlos con cuatro trucos rimbombantes que a ellos les parecen nuevos y espectaculares por lo que la juzgan sabia  y original, pero a quienes acumulamos experiencia  y hemos presenciado numerosas veces repetir machaconamente y con menos imaginación que la tabla de sumar lo mismo, sabemos que todo lo realiza conforme a un plan establecido, sin permitirse la más leve variación, las estaciones del año se suceden invariablemente invierno, primavera...un manzano jamás dará melones, ni una cabra parirá un conejo, ni del huevo de una gallina al hacer eclosión surgirá un perrito chihuahua, , ni una rata traerá al mundo un mirlo blanco, porque si tal ocurriese se llevaría un disgusto tremendo. O séase, repetir y repetir lo aprendido de memorieta que resulta cómodo a más no poder. Así cualquiera, si yo fuese la madre Naturaleza, por muy de Cornón que sea, lo haría igual, o mejor.
Pero, hijos, a veces ocurre que  se distrae y por descuido ocurren cosas de risa, tales como nacer una ternera con dos cabezas o una mujer barbuda. Ya se ve, nadie es perfecto.
Besos y abrazos