Historias de toda una vida

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domingo, 5 de octubre de 2014

TRASPLANTE DE CARA



TRASPLANTE DE CARA

Valladolid 5 de Octubre  2001
Queridos hijos: Según acabo de oír en la tele ya es posible el mayor imposible de los imposibles: trasplantar la cara de un muerto a  un vivo. Sí, sí, como lo oís, un grupo de cirujanos de no recuerdo que país, están listos para cambiar el rostro de un muerto a una persona viva con el suyo gravemente desfigurado por no sé que razón. No se trata, claro está,  de arrancar la cabeza a un difunto y cosérsela a un vivo. No, por supuesto se trata únicamente de la piel, tal como si fuese una máscara, y además hay un detalle, que el vivo con la nueva faz no tiene por qué parecerse al donante fallecido porque según se explicotean, las facciones vendrán determinadas por la estructura de huesos y músculos del vivo.
Es de desear que al injertado del rostro no le ocurra lo que al francés que le trasplantaron la mano de un muerto, y todo iba muy bien, pero al cabo de un tiempo empezó a pedir a gritos, y finalmente así se hizo, que se la extirparan de nuevo porque le resultaba imposible vivir con la extremidad prestada.
Bien se entiende que personas con las facciones monstruosamente desfiguradas por graves quemaduras, como es el caso del muchacho con quien muchas veces me he cruzado en la calle cuando iba a las Delicias a visitar a Pili, le resulte de tal importancia tal milagro, que no dudaría dar varios años de vida por volver a tener una fisonomía normal.
Hijos, yo que no es que sea, muy, muy guapo, sólo regular, no sé si sería capaz de llegar a algo así, pues resultaría tremendo asomarte al espejo y ver reflejada en él la cara de un fiambre.
Besos y abrazos