Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 26 de febrero de 2011

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA

Viernes 25/02/2011 10:40

Querida Rebeca y demás seres queridos:

Acabo de ver en la tele un reportaje sobre una familia que pasa sus vacaciones en un hotel de lujo. Bueno, referiré únicamente lo que me impactó: el buffet libre, amplio, variado, exquisito, incluso con cava para el desayuno.

Lo impactante era ver vaciar una y otra vez en los botes de la basura platos que la familia caprichosa llenaba de manjares que apenas probados desechaban, y este despilfarro tiene lugar cuando el angustioso fantasma del hambre recorre el mundo.

Es verdad terrorífica que a mil millones de personas les falta el pan nuestro de cada día y pasan hambre, la insensibilidad absoluta ante los veinticinco mil niños que mueren diariamente porque sus padres no tienen nada que llevarles a la boca; inaudita vergüenza reír el chiste al cómico que jocosamente daba la solución para acabar con tantas y tan graves desigualdades en el mundo: “somos muchos, sobran los pobres, sin ellos, sólo los que vivimos bien, este valle de lágrimas sería un vergel sin hambrunas, ni analfabetismo, ni enfermedades fácilmente curables…

Queridos seres queridos, verdaderamente necesitamos un mundo mejor y más justo.

                                       Besos y abrazos.

                                              Félix

LUJO DE MAESTRO

Una vez más, leyendo tu carta, hiciste que recordara mi propia historia de escuela en mi querido pueblo natal.

Alaejos en  2007-08, celebró el 75 aniversario de la inauguración de sus escuelas y el último día  del curso,  en una de sus clases (grados)  –en la que estudié parvulitos- recrearon sus comienzos con viejos muebles y enseres impensables en las aulas actuales -como la estufa de leña con que nos quitábamos el crudo frío invernal 40 niños en una clase-.
En breve publicaré en mi Blog “Alaejos y sus cosas” un capitulo de mi: “El olor de los recuerdos”, en el que os contaré con detalle ese “olor” y ese volver a ser niña por un instante cuando después de 42 años sin pisarla, volví a mi escuela.
Para el evento declamé esta poesía. Mi humilde granito de arena en la ceremonia de clausura de dicho conmemorativo curso.

MI ESCUELA

EN LA CELEBRACIÓN DEL 75 ANIVERSARIO DE SU INAUGURACIÓN
Por Marisa Pérez Muñoz (Ex alumna)


Mucho se ha hablado estos meses, de mil historias añejas;
De recuerdos acuñados vividos en esta escuela
Que celebra en niños nuevos, lo que otros niños vivieran
Pues al pasar de los años lo que fue hermoso regresa.

Voy a dirigirme a ti; nuevo alumno de mi escuela
Para decirte orgullosa, que también fui parte de ella.
Aunque pasó mucho tiempo recordé siempre esa época
Que fue pilar de un futuro forjado por mis maestras.

Para ser buenas personas y gozar la vida plena
Has de guardar cual tesoro  lo que aprendiste en la escuela
Aquello que te enseñaron los maestros y maestras
Que dedicaron sus vidas para formas bien las nuestras.

Antes que tú en estas aulas, por muchas generaciones
Aprovechamos lecciones otros niños de Alaejos
 Y en el patio que ahora juegas disfrutaron el recreo
Cuando tenían tus años, tus padres y tus abuelos.

Quizás no había columpios, toboganes; ¡Qué más da!
Jugábamos con canicas, alfileres o al pillar
Y aquí encontramos amigos difíciles de olvidar
Porque en esta escuela niños ¡¡Qué bonito fue estudiar!!
Si estas paredes hablaran, ¡tendrían tanto que contar!

Dedicado con especial cariño a todos los alumnos y profesores que durante estos 75 años, alguna vez formaron parte de mi escuela… A vosotras docentes “Alonsos” y a todos cuantos lean este Blog con cariño.

Marisa Pérez

LUJO DE MAESTRO  martes 22/02/2011 10:16

Querida Rebeca y demás seres queridos:

Pues eso, a punto de alcanzar los 90 tacos de almanaque me parece imposible que alguna vez haya sido niño, pero sí, sí, en un remoto pasado fui un crío, es más, si me cuelo en el cofre de los recuerdos de aquellos intensos y emocionantes años me veo un jovencísimo estudiante; por cierto, nada ambicioso de glorias escolares, quiero decir, poco estudioso y muy revoltoso, que de acuerdo con el método de enseñanza imperante por entonces: “dar badana es cosa sana, daña hoy y aprovecha mañana”, o sea, por aquello de que: “al malo lo mejora en palo”, no pocas veces me caían castigos: de rodillas en un rincón cara la pared, incluso en ocasiones con los brazos en cruz sosteniendo un libro en cada mano, tirones de orejas, reglazos en la palma de la mano, zurriagazos en las piernas con un vara de avellano en que se ceñía bien…

Son otros tiempos, hoy se peca de lo contrario, con permisibilidad absoluta se ha perdido el principio de autoridad y en razón de ello no son pocos los maestros frustrados y con la moral por los suelos ante hechos como el ocurrido recientemente, el crío que llagó a casa con malas notas y culpó al maestro, “me tiene tirria, papí”, y el padre montó en cólera y nervioso corrió al colegio y le rompió la cara al profesor. Es decir, que el sistema educativo basado en la inicua, escalofriante y conocida frase “la letra con sangre entra” ya no se aplica a los alumnos, sino a los maestros.

Vamos a ver, un azote a tiempo no niego que pueda tener algún efecto positivo, pero aquel método pedagógico de enseñar exigiendo respeto, atención y obediencia atemorizando con castigos físicos era seguir un camino equivocado. Y así lo entendía uno de mis profesores de quien guardo un recuerdo la mayor consideración y afecto.

Don. Delfín, ese era su nombre de pila, igual al título que recibía el primogénito del rey de Francia; delfín, como el inteligente, simpático, risueño, juguetón y original mamífero cetáceo que vive en el mar con apariencia de pez sin serlo, las cría se alimentan con la leche materna y tienen que sacar la cabeza del agua para respirar. También en México existía un autobús urbano con ese nombre por la semejanza con el mamífero marino.

Pues bien, aquel lujo de maestro de vocación enseñaba con un sistema por entero diferente, “la letra con sangre no entra, entra jugando alegremente”. Ciertamente, los niños no juegan únicamente por diversión, para ellos el juego es el modo de entender al mundo y de integrarse en él.

Don. Delfín no gritaba ni pegaba, con bondadosa paciencia, tratando a los niños como un jardinero a las flores, procuraba que brotase en ellos la sensibilidad, cuidando no solamente del desarrollo de las mentes infantiles en el plano intelectual, también de la inteligencia emocional que  los primeros son los ideales para el desarrolla de tan vital inteligencia.

No resultará fácil que se me escabullan por algún rincón de la memoria los jubilosos paseos por el campo en contacto directo con la naturaleza. En días de luz y sol tibio de inicios de primavera, cuando todo renace y se renueva, eran frecuentes las clases al aire libre por considerar de sumo interés, no sólo enseñar a leer y escribir, sino a ver, tocar, distinguir y conocer el nombre de pájaros, flores y árboles. Recuerdo y repito uno de sus crontrarefranes, “valen inmensamente más cien pájaros volando que uno en la mano”.

Cuando en mi lejana juventud impartía clases procuraba imitar en lo posible a mi admirado maestro infundiendo en los alumnos amor y respeto a la madre naturaleza. Rebeca de mi corazón, quizá lo hayas olvidado, pero siendo una cría de nueve o diez años eras la admiración de los jardineros del Campo Grande por conocer los nombres de todos y cada uno de los árboles que  pueblan el parque.

Queridos hijos y nietos, abrazos, besos y que quienes   bien os quieren os hagan reír, por que la risa es un maravilloso curalotodo.

                  Félix