Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 7 de enero de 2011

AMOR MATERNO

Dichoso tú, que pudiste y supiste apreciar el amor vertido en esas tortillas que aun te hacen relamer de gusto con sólo pensar en ellas.

Besos grandes y gordos.

Marisa Pérez 

Querida Rebeca y demás seres queridos:

El amor materno no es sólo el primero, sino que además  el más desinteresado e incondicional, de ahí la áurea mítica que vemos en nuestras madres, a las que, de verdad, les cuadra el apelativo de santas.

Recuerdo especialmente el día de mi cumpleaños que coincidiendo con la festividad de los Reyes Magos me hacía sentir más querido, mimado y colmado de atenciones y privilegios. Como me chiflan la tortilla de patata, recordando el desayuno con que  me agasajaba ese día,  una tortilla espacial y leche fría,  aún babeo.

La tortilla de patatas de mi progenitora, como la de todas las madres, era la mejor, la mejor, la mejor con diferencia a cuantas he comido en mi vida. Preparar una tortilla parece fácil, y lo es, pero no sé, los ingredientes son los mismos, patatas, huevos, aceite y sal; la receta  igual, pelar, cuajar y freír… pero, vamos a ver, era una tortilla hecha como Dios manda en la que ponía algo más, o a lo mejor algo menos, pero competir contra ella resultaba misión imposible.

Mi esposa llena de cualidades en el arte cocineril las prepara que no están mal, pero no sé, no  llega al toque que las da la autora de mis días y cuando me pregunta: marido, ¿cómo está la tortilla? Puede estar sosa, nadando en sal o incluso quemada; como no se puede cometer el desacierto de ponerle peros,  la pondero con entusiasmo: muy rica, de verdad, riquísima, pero ese riquísimo lo digo con la boca chiquita, porque las tortillas de patata de mi madre eran perfectas, un sueño, inigualables, geniales.

Bien sé que toda comparación es odiosa, pero de ningunísima de las maneras pueden compararse, sencillamente, porque las de la autora de mis días sabían, ni más ni menos que a mi madre, ¿cabe sabor más deleitoso?

Queridos seres queridos, abrazos y besos.

                             Félix