LIBRE ALBEDRIO Valladolid, 2 Enero de 2002
Queridos hijos: Anoche apenas
eran las 9,30 cuando borracho de sueño me quedé profundamente roque y,
lógicamente, a las 3 de la madrugada ya estaba por entero espabilado y
meditabundo, enfrascado con la idea de Dios. En un programa de radio se ha
suscitado una discusión entre creyentes y ateos; Yo, por mi cuenta, me pongo a
considerar que se pueden presentar dudas respecto al planteamiento que las
distintas religiones hacen del ser supremo, pero puestos a razonar despacio, no
sé si se trata de ser corto o muy largo de visión para argumentar que la
supercarga de estrellas que adornan el cielo del muy leal, viejo y noble pueblo
de Cornón y el sinfín de maravillas que nos rodean por todas las partes se
hicieron solas, existe por pura chiripa, una casualidad más. Me resultan la mar
de graciosos los listillos, que en posesión de la pura verdad, aseguran que
toda esa grandiosidad y perfección es obra del azar y los azares, de la “nada
absoluta”.La idea me parece de perlas considerando que ese azar, que esa nada
posee una inteligencia y una sabiduría infinita que pone en marcha el gran
tinglado. O sea, Dios, se llame como se llame.
Hijos, mi opinión, respetando la de los
demás, por ejemplo la de Mari cruz que dice tener motivos personales para no
creer en nada, es que el mundo y el universo entero nos muestran al creador de
mil maneras, por supuesto, para unos ojos que quieren ver: En la enormidad
incalculable de puntos luminosos, en la profundidad de la noche, en un paisaje
florido, en la sonrisa de un niño, en el canto de un pájaro…Metiéndonos más
profundamente en nosotros mismos para escuchar atentos oiríamos una voz
interior que nos dice que hay que tener fe en nosotros mismos, en nuestros
semejantes, en la bondad, en el amor, en la justicia, en la vida, en Dios. Sentiríamos
satisfacción obrando correctamente, así como zozobra y desazón con la mala
conducta.
Bueno, vamos a ver, porque en verdad,
esto no es tan simple en razón de que el hombre es una enorme complejidad, se
evidencia haciéndonos la eterna pregunta: ¿El hombre es por naturaleza bueno o
malo? ¿Un lobo para el hombre o un cordero?
Los partidarios de la teoría del libre
albedrío sostiene que el hombre goza de plena libertad para elegir lo bueno
contra lo malo; pero no son pocos los que piensan que el libre albedrío es sólo
una ilusión porque está claro que la voluntad es movida por extraños instintos
o por fuerzas que en parte son inconscientes y obran bajo cuerda y por la
espalda, aunque eso sí, con truco, porque nos dejan la feliz convicción de que
nuestra elección es libre y soberana, lo que quiere decir que conocemos nuestros deseos pero no el motivo de nuestros
deseos.
Para aclarar algo las cosas o
complicarlas aún más, pondré como ejemplo los dos casos extremos actuales: el
hijo que acabó con la vida de sus padres a hachazo limpio y la madre que por
celos estranguló a sus tres jovencísimos hijos ¿actuaron con plena libertad,
poseían la facultad del libre albedrío o alguna maligna fuerza en su mente o en
su subconsciente les empujó a cometer tales atrocidades?
Hijos, ante tan peliaguda cuestión no
sé qué pensar, pero de lo que no tengo el más leve resquicio de duda es que
Dios no toma en cuenta nuestro currículo y en razón de ello el infierno está
vacío.
Besos y abrazos
Félix