Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 4 de abril de 2014

EL ÁRBOL MARAVILLOSOS AMIGO DEL HOMBRE



EL ÁRBOL MARAVILLOSOS AMIGO DEL HOMBRE
Valladolid 2004

Queridos  hijos: Como amigo entrañable del Campo Grande, sonrisa y pulmón de Valladolid, le paseo mucho, en todas direcciones y en todo tiempo. En primavera, pintado de todos los colores; en verano cuando la luz lo inunda todo y predomina el verde oscuro, en otoño teñido de rojo y oro, ahora en pleno invierno de tono cobrizo. Cuando el tiempo es propicio me resulta placentero sentar frente al lago y rodeado de cisnes, patos, palomas, gorriones y pavos reales ponerme a fantasear. Por poner un ejemplo, en aquella España de cuando entonces, de la que se dice, y creo que se dice bien, era un país mitad selva virgen y el resto jardín botánico. Pero ¿Quién quema el bosque? Dendrófogos y piromaniacos son los culpables de haber reducido aquella Iberia a la que una ardilla podía cruzarla en cruz sin pisar tierra, esto es, desde la desembocadura del Duero a la del Jucar, del Peñón hasta Roncesvalles, en la actual Piel de Toro, lo que conlleva tantos perjuicios. Hoy se tiene más conciencia de la influencia del árbol en todos los terrenos, pero aún así en absoluto faltan enemigos acérrimos del monte.

Rebeca con apenas ocho añitos era la admiración de los jardineros del parque-jardín por conocer por su nombre todos los árboles que le pueblan, ello porque siempre he puesto el máximo interés el inculcar en los nietos amor y respeto hacia las plantas y los animales, haciéndoles ver que el árbol es un maravilloso amigo del hombre, porque son, entre otras cosas, muchas otras cosas, la base del equilibrio atmosférico, y por ser manantial de oxígeno nos resuelve la cuestión respiratoria, etc., etc. Pero, pese a ello, existen dos tipos de personas, las que consideran como misión en su vida “escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo”, y los otros cortar árboles, quemar libros y evitar hijos. Por supuesto, entre estos no faltan quienes acusan directamente al árbol de ser culpable de las alegrías, no entienden que es una falsa acusación, porque resulta más que evidente que el polen no provoca nada, es sólo un avisador del deterioro ambiental y las tales alergias no se curan talando, ni quemando el monte, sino eliminando la contaminación.

Hijos, bien conocéis mi ilusión por plantar en el campo grande un árbol para señalar muy significativamente algún acontecimiento notable familiar: la primera comunión de Rebeca un roble americano; de Cris, un sauce piramidal; Raquel, tilo; Jorge, sauce llorón; Javi, secuoya; Raúl y Rodrigo dos alisos; Bautizos de María y Marina, dos abedules.

Aún hay más, catalpas, alianthus, árbol del amor, sabino….

Besos y abrazos