Querido Yayo Félix. Ya lo ves, a lo tonto a lo tonto hemos consumido el
primer día de 2013 y quiero compartir con nuestros lectores esta carta que
escribiste tal día como hoy allá por 2002.
En ella hacías algo que ponías en el título y que además solías hacer prácticamente
cada día, porque lo que es verter reflexiones sobre el papel, se te daba de
maravilla. Gracias a ese gusto tuyo por la escritura ahora puedo hablarte al oído
un ratito y publicar la que toque.
No me creo lo que dices de arranques de cabreo como los que describes, pero, si tú lo dices tendré que hacerte caso.
Abrazos y apapachos. Dulces sueños.
Marisa Pérez Muñoz
Reflexiones de inicio del año
Valladolid
2 Enero de 2002
Queridos hijos: A la
vista está que soy un tipo tendente a gorditín, y se dice que los pasados de
kilos es gente pacífica, poco amiga de armar camorra ya que normalmente
controla la mala uva. Sin embargo confieso, no lo voy a negar, que en lo que a
mí toca ese amor a la paz no es del todo exacto, pues cuando algo me (molesta)
me cargo de tensión y puedo organizar un zipizape que tirita el diablo. Por lo
pronto, lo diré así, suelto sin medida exabruptos de brocha gorda. Después me
arrepiento y me insulto tachándome de más bruto que una inundación por los
problemas que surgen a nivel familiar y querer cambiar, quiero, pero no acabo
de arrancar.
Naturalmente
nada sucede por nada, y cuando la cólera hace eclosión algo anteriormente ha
tendido lugar que se ha ido acumulando hasta que la pasión se desborda y se
produce un arranque tal de cabreo que
saltan chispas. Mi temperamento no es del tipo visceral que se caracteriza por
la acción fácil de la ira, por eso a veces, cuando actúo más razonablemente,
reprimo la leche agria, evitando la agresividad, reconociendo que las malas
maneras no conducen a nada positivo, y menos aún el mal rollo de cargar sobre
los demás la culpa de cuanto pasa. Lo correcto para evitar agresividad y
tensiones es recurrir a técnicas de relajación, tales como dar un paseo,
escribir, escupir sapos y culebras, pero para dentro, respirar profundamente
varias veces antes de que estalle la bomba del mal humor, tomando distancia por
si acaso, para que no salpique a nadie.
Bueno,
Félix, me digo a veces, cuando estoy sereno y soy más dueño de la situación,
vamos a ver, medita usando todo el “Talento que tienes en el celebro”, si como
dice el viejo refrán “Un pensamiento de cólera es una tormenta de rayos y
truenos” ¿No será preferible estar feliz y contento por estar vivo, y por otros
muchos motivos, procurando lograr un ambiente favorable para la familia que
tener el corazón bombeando zumo de mala uva con lo que lo único que se logra es
que cada día de nuestra vida sea un tormento?
Besos
y abrazos,