Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

jueves, 8 de diciembre de 2011

PILAR QUERIDA HIJA


Quizás ya nadie recuerda –o sólo quienes tenemos edad para ello- que hace años, cuando los centros comerciales eran cosa casi de extraterrestres, que el día de la madre se celebraba precisamente hoy, 8 de Diciembre.
Quiero aprovechar la coyuntura (o la flojera) de no publicar antes esta carta del Yayo Félix; para dar dos dardazos en el mismo centro de la diana.
Te felicito amiga por tu añoso cumple de número repe al que en breve te alcanzo, y te felicito cuata por la inminente llegada de Héctor. Será –junto a ser madre- la experiencia más maravillosa que puede vivir una mujer.
Felicidades porque te lo mereces y porque por tantas y tantas cosas vividas, tantos y tantos hombros prestados, te quiero.

Marisa Pérez Muñoz

30 de noviembre de 2011 17:27  Pily, querida hija.

 Valladolid, 30 de noviembre de 2011.

 Pily, querida hija:

Tú que sin reparar en sacrificios cifras tu felicidad en hacer dichosos a los demás, espero que al menos en este especial día de tu cumpleaños conozcas el valor de la calma, de la tranquilidad y del sosiego, más aún, que con un gran estado de ánimo y las pilas bien cargadas la fiesta te resulte tan alegre y emocionante que en tu entorno todo sea un estallido de felicidad.

Vamos a ver, hija de mi corazón, aunque se dice que no es bueno ser demasiado bueno, tú procura ser lo más buena que te sea posible, pues ello te proporcionará un felicidad sencilla y auténtica que nadie podrá arrebatártela.

Dado que la vida es un juguete que se nos da a cada uno de nosotros, lo menos que podemos hacer por ella es cuidarla para que nos dure, y reír, cantar, divertirnos alegre y sanamente es dar cuerda al reloj vital, así que ya sabes lo que te corresponde hacer, ¿lo harás? Sí que lo harás porque bien sabes que el verdadero éxito en este mundo es estar vivo y pasarlo bien.

Querida hija, la verdad pura y meridiana, existen seres espaciales que todas sus acciones y pensamientos van encaminados en hacer  cómoda y fácil la vida de los otros, ayudar a que vivan optimista y alegremente, y yo conozco un ejemplo perfecto que no tengo que ir muy lejos en su busca: tú misma. Que me caiga de espaldas si miento o exagero.

Pues eso, hijísima, como ser feliz consiste no tanto en serlo como en creérselo, tú créelo a pies juntillas y ¡Viva la alegría y la felicidad!

Un abrazo y dos besos cargados de cariño, de emoción y entusiasmo de tu padre.