Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

domingo, 30 de diciembre de 2018

ADIOS PEQUE


ADIOS PEQUE  30-12-2018

Se acabó Peque, viajera empedernida, recorriste el mundo como era tu deseo y hoy has hecho tu último viaje. Ya estás con tu amado hijo y con nuestro querido Yayo Félix.
A pesar de los muchos años que has vivido, te has ido por sorpresa, rodeada de todas tus hijas, yernos, nuera, nietos y biznietos que sin sospechar que tu partida estaba tan cercana, hicieron una fiesta para celebrar que estabais todos juntos. Sí, todos, porque las dos maravillosas estrellas, nunca faltan a las reuniones familiares.

Me consta que tuviste una infancia y juventud durísimas. Te enfrentaste a peligros que otra mujer de tu época no hubiera ni soñado vencer.
Todos esos peligros endurecieron tu corazón de mujer de posguerra, pero encontraste al mejor hombre del mundo, el hombre que conquistó tu corazón para vivir una larga vida juntos y con el que compartir sueños, proyectos ilusionantes y con el que formar la maravillosa familia que tenéis.
Me consta también que fuiste emprendedora, valiente, tanto como para que nada ni nadie te hiciera sombra.
Félix y tú, decidisteis emigrar a México. Él viajó unos meses antes y tú, jovencísima, recién casada y embarazada de tu primer bebé, hiciste el durísimo viaje cruzando el océano casi a punto de dar a luz para encontrarte con tu amor que esperaba ansioso tu llegada para juntos ver nacer a vuestro querido hijo José Félix.
Años de lucha y unidos por el amor y el trabajo, llenasteis la casa con 5 preciosas hijas más, compañeras de juegos y vida con su adorado hermano mayor.
Hoy te habrá sorprendido escuchar de sus propios labios cómo fue su partida. No te enfades con tus hijas, te ocultaron esa dolorosísima parte para que no se añadiera al sufrimiento de perder al hijo que tanto amabas, la tortura de saber la forma injusta y cruel que tuvo el destino de escribir el peor final para el mejor de los hombres.
Un día me dijiste que tenías maravillosas e interesantes historias qué contar, pero no tenías el placer de escribirlas, ni la paciencia de narrarlas que tuvo mi querido yayo Félix.
Hubiera sido para mí un placer leerte y con tu permiso publicar tus historias tal como hice con él, pero ni tú escribías, ni teníamos la misma buena sintonía que me unió con el Yayo.
Cada uno tiene su carácter, su paciencia o su afición. La tuya, tras dejar el trabajo,  fue viajar, vivir mucho y muy intensamente, pero te guardaste los impagables recuerdos que dejó como legado tu querido esposo.

Adiós mamá de mis queridas Yayeras. Ellas hoy te lloran con la intensidad y el dolor que da perder a la mujer que te ha parido, y con la amargura de saber, que han quedado muchos besos y caricias, muchas risas, muchas confidencias, muchos buenos recuerdos no vividos a tu lado.
Perdí a mi madre y sé perfectamente cómo se sienten hoy tus hijas, a las 6 envío mi cariño y mi abrazo de Yayera adoptiva.

Peque, no te olvides al llegar, dar un fuerte abrazo de mi parte al querido Yayo Félix y a vuestro magnífico hijo.
Si ves a mis padres, diles que aquí, todo está como ellos hubieran querido seguir viendo y disfrutando.

Feliz viaje… Tu vida empieza ahora.