ABUELO SANAMENTE ALEGRE
Valladolid 18 de Octubre
de 2010
Rebe,
querida nieta: Javi es un nieto maltratador de abuelos, pues en vez de procurar
infundirme el júbilo de vivir, como es
su deber, la toma conmigo, pobre viejito
en la cúspide de la vida, pero con escaso éxito, porque, afortunadamente, aún
vivo sanamente alegre, convencido de que para mantener alegre el corazón no hay
edad, más tú lo ves, lo primero que hace al echarme la vista encima al llegar
los domingos a vuestra casa es lanzarse sobre mí y hablando mal de Cornón me
despeina y arrebatándome el bastón me amenaza
con partirlo en dos. Y si eso fuera todo. Lo peor es que intenta meterme por los ojos y por la boca el extremo
del mismo rematado en la goma que hace contacto con el suelo al caminar por la
calle y en el que, según mi santa
esposa, y Javi lo sabe, se acumulan todos los excrementos de los perros y los
escupitajos de la gente mal educada. ¡Qué asco!
Pero,
verdaderamente ayer hizo méritos bastantes y suficientes para olvidar y perdonar
todas las barrabasadas que de mí hace objeto y hablar de él con admiración,
cariño y orgullo de abuelo: llegó a nuestra casa, perdón, quiero decir a la
casa de todos vosotros, y realizó una labor meritoria. No es precisamente que
se tratase de levantar el monasterio del Escorial, simplemente de reparar una
persiana, pero el mérito no radica en la realización del trabajillo, sino en la
forma de llevarlo a cabo: a la chita callando, sin presumir ni cacarear, y
solo, que para ser realizado en solitario es alto el grado de dificultad, pero
actuando con rapidez, limpieza y eficacia dejó patente que goza de la magnífica cualidad de saber mover las manos,
la cabeza y el corazón.
Por
favor, Rebeca, haz saber al habilidoso Javier que puede tener la certeza y la seguridad
de contar con un abuelo y ¡Que abuelo, de Cornón nada menos!
Adiós,
besos y que tengas un grandioso lunes, martes… Félix