Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 27 de diciembre de 2011

FESTÍN DE CINCO ESTRELLAS


FESTÍN DE CINCO ESTRELLAS   01-01-2010

            Queridos hijos: Se ha hecho tradición que en esta fecha Manolo y Pili nos agasajen por todo lo alto con una selecta, y refinada comida en cuyo estudiado menú de degustación con merecimiento de matricula de honor, disfrutamos de lo mejor que se puede paladear, donde nada falta para deleitar el olfato y el paladar.

            Sólo los simples y los enfermos no disfrutan en la mesa, no se enteran de que comer bien no es sólo obtener las energías que necesitamos y los nutrientes para mantener la salud y estar bien, si no que también se trata de convertir el acto de comer en un placer para los sentidos y para la inteligencia, constituyendo además la mejor manera que los hombres han encontrado para reunirse y confraternizar.

            Los anfitriones, por supuesto, no tienen por oficio el noble arte cocineril, pero bien pudieran serlo, porque gozan de sensibilidad gastronómica, cuentan además a su favor un buen detalle: saben gastar su dinero placentera y generosamente. El dinero, opinan, es redondo para que ruede y hay que hacerlo rodar.
            Es de ver a Manolo en su salsa actuando en el papel de protagonista ofreciendo las suculentas viandas y los excelentes vinos a manos llenas.

            En realidad, lo se por experiencia, la cocina es fácil y divertida, dado que preparar platos que reflejen sabiduría cocineril es únicamente darlo lo que pide: altas dosis de ingredientes insustituibles tales como cariño, tiempo e imaginación y productos de buena calidad.
            El uso generoso  de estos condimentos esenciales dan como resultado sublimes guisos con toques de distinción y exquisitez.
            Máximo, si como es su caso, le ponen verdadero entusiasmo y cuidan con esmero los detalles.

            Pues eso, que dado que la buena mesa predispone a la alegría del  cuerpo y del espíritu, en un festín de cinco estrellas ante el que hay que quitarse el sombrero. Los excelentes vinos, caros, y licores de renombre surten los efectos esperados, se levantan los ánimos, se desatan las lenguas disparándose las emociones más chispeantes y optimistas, y en tan excelente humor se alarga la sobremesa indefinidamente.

            Verdaderamente merecedores del máximo agradecimiento.

Beso y abrazos.

Félix