Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

jueves, 1 de noviembre de 2012

QUERIDA REBECA



Querido yayo Félix: esta es la carta de la que te hablé el otro día y ya ves con qué premura me la hizo llegar nuestra Rebeca.
Como te dije, leerla al principio de conocer a mi amiga y tu hija Pili, me hizo empezar a querer mucho a ese abuelo que le contaba a su primera nieta cosas tan bonitas. Y porque en ella pude vislumbrar un poco a ese yayo gruñoncete que no pierde ocasión de decir entre miles de cosas bonitas, alguna collejita imperceptible (o si).
Seguiremos informando y publicando aunque sea festivo las cartas rancias y las frescas fresquísimas.
Te envío la ración de hoy de besos, abrazos, achuchones y gritaditas.

Marisa Pérez Muñoz

QUERIDA REBECA
            Zaragoza 25-08-1978
           
Querida Rebeca: No puedo sustraerme a la tentación de escribirte la primera carta que recibas en tu vida y precisamente hoy que hace justamente tres meses que te cortaron el cordón umbilical, te dieron un azotito en el culete y te dijeron ¡hala! A correr por el mundo.
No te pongas tontita si te digo que estabas preciosa con tu boca y tus manos milagrosamente pequeñitas. A tus padres mirándote se les pusieron los ojos radiantes, como cuatro botones de chaleco de fantasía; no me extraña. Te cuidarán en una nube rosa. Tú agradéceselo portándote bien. Además ya sabes que si caminas derecha pan y si no, palo.
Adquiere desde pequeñita, guiada por los consejos de tu “santo abuelo” el arte de vivir y todo saldrá bien.

Como los consejos de los viejos son como pequeños evangelios, presta atención a esto: cuando tu mamá te diga: “Rebequita, pórtate bien”. No le hagas mucho caso, para que sienta lo que se siente tener una hija desobediente.

Bueno, tú ya me entiendes. Esto es para más adelante. Ahora pórtate muy bien, por que irá a verte tu tío Paulino lleno de buenos propósitos: quitarte lo “morita” y esto es importante, porque significa que serás cristiana. Pero eso sí, sé mejor cristiana de lo que hemos sido nosotros.
Te digo esto ¡no lo creerás! Porque después de dos mil años de cristianismo, todavía hay miles de niños que mueren de hambre. Pon tu granito de arena para evitarlo y piensa que demasiado bueno no se es nunca.

Supongo que en estos días que no te he visto habrás practicado el decir “abuelo” como te enseñé ¡Mira que si no, te quito la cuna!

Un día de estos Rebequita, me prestarás un ratito tus lindos ojos a fin de contemplar el mundo recién pintado que con ellos se verá y estimulado me sienta yo capaz de ser un hombre nuevo, distinto, mejor.

Bueno “Rebequi”; sigue hechizando a toda la familia con tus fugaces maravillosas sonrisas y mientras esto sucede recibe el más suave y tierno de los abrazos de tu agüe
Félix