Historias de toda una vida

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jueves, 1 de mayo de 2014

RECLUTA INSUMISO



RECLUTA INSUMISO
Melilla  1º de Mayo del año 2001
Querido Jorge, recluta frustrado e insumiso: Enhorabuena por haberte librado por lo pelos de algo que  quizá “te hubiera convenido para ver si espabilabas un poco”, que “buena falta” ha hecho a los jóvenes de todos los tiempos: la mili que se acaba.

El hecho de que se dé cerrojazo al servicio obligatorio a la patria es estupendo, dependiendo del cristal con que se mire, porque conozco mogollón de gente a quien vestir de kaqui  les ha molado cantidad y hablar de su guerrita particular, de las tiernas anécdotas de la entrañable mili les hace una  ilusión tremenda. Digo si será porque ir al cuartel es lo mejor que les ha pasado en la vida.

Por poner un ejemplo cercano y notable, los mozos de Cornón, hablo de  mis compañeros de quinta, ¡vivan los quintos!, que no habían gozado de la más remota posibilidad de ver el mundo ni por el más diminuto agujerito, ir al cuartel supuso para ellos echar un vistazo a todo un mundo desconocido lleno de novedades, y el que se acabe les ha de llenar de melancolía.

Todos fuimos reclutas, ninguno insurrecto, le hubieran pasado por las armas. Todos pasamos por filas y se supone que todos guardamos tiernos recuerdos del servicio a la patria. Ciertamente así es, paro unos más que otros: los que perdieron el tren de la vida, o la del mejor compañero en accidentes estúpidos, los que se las quitaron hundidos en depresiones, incapaces de soportar humillaciones, soledades, afrentas, castigos , demostraciones de virilidad mal entendida a cargo de sus superiores,  los que aprendieron a limpiar letrinas y a hacer los recados a la mujer del comandante, a saber tragar lágrimas de rabia al ser abofeteados e insultados por sargentos y cabos visceralmente injustos y antipáticos, los que interrumpieron sus estudios irremediablemente, los que soportaron duras disciplinas, los que dejaron tras de sí mil días sin huellas, tres años malos que se hicieron eternos pasando hambre y calamidades, cargados de piojos y ladillas...Esos también guardan un recuerdo imborrable de su paso por el servicio militar, y los que con razón, aunque algo groseramente, dicen que la “puta mili es una kk.

Te abraza tu abuelo Félix