Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 21 de enero de 2012

EL DON DE LA RESILIENCIA

Vale, sí, eso que dices es “Resiliencia”, aunque me costó entender el título porque pensé que habías equivocado la palabra. Así de inculta y poco letrada soy que no sabía que existía semejante palabra y mucho menos que su significado fuera el que tú dices y “Wikipedia” corrobora.

Sabias palabras las que nos dedicas hoy, muy a tener en cuenta y muy a poner en práctica.

Besazos.

Marisa Pérez

EL DON DE LA RESILIENCIA
Queridos seres queridos:

¿Estáis al loro, al día, enterados de lo que hoy se habla mucho: la resiliencia?
Resiliencia es igual a resistencia, a aguantar con entereza, a capacidad para encajar y superar con valentía, sin tirar la toalla, los golpes bajos que a veces nos da la vida, ¿ejemplo? pérdida de un ser querido, dolores y tristezas, la falta de puesto de trabajo, contrariedades inevitables tales como la crisis, esta época de especiales dificultades en la que a veces parece que todo nos da la espalda y sientes que te vienes abajo. Esa es la resiliencia, un camino a la esperanza, el coraje para afrontar las situaciones difíciles dando muestra de optimismo, la fuerza para sacar con éxito la cabeza del hoyo.
La resiliencia es un don que algunas personas poseen de forma innata, pero también se puede enseñar y aprender. Veamos algunas recetas: relacionarse con los demás de forma empática; ser responsables de nuestros actos, dicho de otro modo, ser auténtico protagonista de la película de nuestra vida; querer para que nos quieran; desarrollar el sentido del humor, con humor las cosas se ven de distinta manera. El optimismo inteligente es sano, eficaz y ayuda a ser felices. Todos buscamos la felicidad, sabemos que existe aunque es difícil dar con ella por no estar a nuestro alcance camuflada por dolores, miedos, odios, pesimismo. El pesimismo no ayuda, el pesimista siempre se queda con lo peor, le falta la esperanza  y ante las dificultades piensa que nada se va a arreglar, que las cosas no tienen solución y no intenta resolverlas. El razonablemente optimista tiene una visión positiva de sí mismo y de la vida, lo que le permite mantenerse en pie de guerra y  nadar contra corriente.
He aquí otras herramientas útiles para plantar cara a penas y  sinsabores saliendo fortalecido, es decir, para desarrollar la resiliencia: mejorar la autoestima; ganas de vivir, la esencia de la vida es vivirla plenamente día a día; pensamientos y sentimientos positivos; convivencia armoniosa con familiares y amigos; la religión, el trabajo, la satisfacción de hacer las cosas bien hechas…
Queridos seres queridos, aún es posible sumar otros eficaces antídotos que ayudan a sobrellevar miedos y angustias combeándose sin romperse, de armarse de valor y fortaleza: fe en sí mismo; esperanza en que por buena o mala que sea la situación, cambiará, lo bueno está por venir, pagar con bien el mal, saber lo que es bueno y hacerlo, algo por qué vivir que convierta nuestra vida en un viaje emocionante, porque lo es, y, por supuesto, tener un padre, abuelo y bisabuelo que os adora.

                      Besos y abrazos.