Historias de toda una vida

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viernes, 3 de octubre de 2014

CARGAR LAS PILAS DE AMISTAD




CARGAR LAS PILAS DE AMISTAD
Valladolid 27 de Octubre de 2005
Santiago, simpático amigo, mejor aún, amigo cachondo mental: Pitágoras que fue un sabio morrocotudo decía que el buen humor, la risa y los amigos son un seguro trampolín  para alcanzar ese estado de ánimo que llamamos felicidad.
Con este dato lo inteligente es reír felices, porque la risa y la alegría son al hombre lo que el sol a las flores. Dicho de otro modo: hemos venido a este valle de lágrimas a llorar lo menos posible. Es maravilloso estar vivo si la vida es por encima y por debajo de todo alegría, la alegría de conocer y disfrutar de tantas cocas estupendas que ella nos ofrece: la luz y el calor del sol, las flores y su exquisita fragancia, la gracia y la elegancia de los animales, el canto de las aves, el mar, el cielo estrellado...Todo un paraíso para disfrutar.  También es cierto que las penas no faltan, pero sabiéndolo llevar, las alegrías alivian las penas. Sufrir con  alegría es un buen bálsamo.
Tener amigos es estupendo. Desde siempre la amistad se valora como uno de los sentimientos más nobles. Gracias a los buenos amigos vivimos mejor y entendemos mejor el mundo. Dice el refrán, “cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene”. Una fraternal amistad nos carga positivamente las pilas vitales y produce alegría, la alegría de compartir buenos ratos, entre ellos las disputadas partidas de Mus, juego que tú practicas con divertido cachondeo y en que a mí, soy el primero en reconocerlo, me adornan todas las cualidades que ser un jugador de desastre: tremendamente incauto y el colmo del despiste. Posiblemente influye en ello el hecho de que no está en mi naturaleza, no figura en mis genes. Cosa de familia, porque no recuerdo haber visto nunca a mis padres ni hermanos con las cartas de la baraja en la mano; ni mi familia para los naipes ni los naipes para mi familia.
Puede parecer extraño, pero esa es la realidad. Hasta ahora de viejo tampoco ha sido lo mío la baraja, por lo que supongo que esa es la razón de mi ineptitud para manejarlas. Me falta capacidad observadora y deductiva, interés, iniciativa, agresividad, soy un libro abierto por no saber mentir cuando es el Mus la apoteosis de la mentira. Dado esta cúmulo de circunstancias negativas te preguntarás que porqué juego.
La explicación es sencilla: soy un tipo proclive a la amistad, tengo muy desarrollada la amigabilidad y el Mus me resulta en sistema seguro para entablar  amistades. Un detalle de sumo interés, el juego es el mejor psicólogo posible.

Jugamos como somos, con las cartas en la mano nadie es capaz de evitar mostrarse como es, de autorretratarse  de cuerpo entero, mostrar inconscientemente su temperamento y todos los demás rasgos de su carácter.
El juego, pues, me resulta un manantial de amigos. Con este importante detalle añadido, como es inevitable mostrar el modo de ser, ya sabrás cómo es el mío.