SI CORNÓN
TUVIERA MAR...
Melilla l2 de Mayo de 2001
Hija, si tu padre cornito,
tú cornitilla, ¿te ha corrido por el cuerpo una inefable emoción? Lógico,
porque cómo no, si mira: Cae la noche y antes de que me caiga yo borracho de
sueño salgo a la terraza y compruebo
que Melilla nocturna ofrece una vista
magnífica, un sin fin de luces que al
reflejarse en el mar se doblan o triplican con lo Que la noche resulta
verdaderamente mágica, pero a ras de tierra, si alzo los ojos hacia el
firmamento me encuentro con un pobre cielo desestrillizado, cuatro estrellucas
lánguidas y tristes que como enemistadas
se sitúan lo más lejos posible las unas
de las otras. O sea que en tocante a estrellas Melilla no le llega a Cornón ni
a los zancajos, un poblachín insignificante,
ni feo ni guapo, porque no tiene nada, absolutamente nada, a ras de tierra,
pero cuando el sol hace mutis por el
foro y la noche tiende su negro manto, aquello se convierte en un auténtico mar
de estrellas y más estrellas de todos los colores, rojas, azules, amarillas...y
de todos los tamaños, gigantes, medianas, pequeñas, enanas, dobles, triples,
novas, supernovas...
Melilla tiene mar, lo que no
tiene Cornón, pero es que si Cornón, con el cielo que tiene, tuviera mar, sería
la leche.