Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 25 de abril de 2014

MELILLA LLENA DE VIDA Y COLOR



MELILLA LLENA DE VIDA Y COLOR
Melilla 25 de abril de 2001
Querida hija, ¿muda? :
En tanto María asistía su clase de música, por  un laberinto de calles inclinadas hemos subido al barrio alto de la Victoria para asomarnos a su  estratégico mirador, un gran balcón que ofrece una panorámica excepcional, la ciudad a vista de pájaro, desde el mismo puerto hasta la última casita en el fondo del valle en que entre cerros y colinas crece Melilla, una ciudad que con el empeño y el entusiasmo de los melillenses cada día está más  bonita, tan llena de pasión y de vida, de luz y color que seduce.

Salvo un edificio colosal que amedrenta bastante porque rompe el paisaje de la zona del puerto, y de algún modo la de toda la ciudad. Salvo esta mastodonte, Melilla no se ha dejado avasallar por ese progreso que todo lo iguala y desvirtúa; no ha sucumbido a la vulgaridad que convierte  a las ciudades en repeticiones tediosas de un mismo modelo. En gran medida conserva intacta su personalidad y su gracia cautivadora. El progreso se está haciendo realidad en Melilla. Es acelerado el renacimiento urbanístico, se derriban las viejas casitas molineras , y como no es refractaria a la moda, en los mismos solares se levantan singulares y encantadoras viviendas tipo modernos chalets.

Me encanta Melilla, tal vez algo desaseada y desvencijada en ciertas zonas, pero una bella ciudad que a los visitantes nos hace sentir la impresión de estar en un lugar distinto y especial, multicultural, donde viven y conviven en paz y armonía, cristianos, musulmanes, indios y hebreos, igual, igualito que el ponderado Toledo en sus gloriosos tiempos.
Adiós, salud y risas,

Tu apá