Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

miércoles, 19 de marzo de 2014

TANTO MONTA MONTA TANTO



TANTO MONTA MONTA TANTO
Valladolid, 20 de Diciembre de 2004



Queridos amigos Fernando, Lety y todos los demás: Por tu toque de teléfono sé, entre otras cosas, que has alcanzado le excelsa categoría de bisabuelo. Yo pese a tener cuatro nietos casaderos aún no he sido elevado a tan noble grado, pero, por supuesto, será, y no tardando, dado que  soy nueve veces abuelo, un abuelo muy nietero, uña y carne con ellos, juntos hemos organizado mil y una excursiones a pie, en coche, en tren, por tierra, mar y montaña...

Les he dado mucho, todo, pero ellos a mí incomparablemente más. Esos tiempos llenos de aventuras e ilusiones en parte han pasado, porque crecen y por mi circunstancia, problemas de raspa, más que por estar pasado de peso, por estar pasado de años, paro  p’a no echar mentiras, para mí el éxito  es estar aún  vivito y coleando, por añadidura pasándolo bien. Siento y mucho, eso sí, no poder echar alguna escapadita a México lindo y querido, donde nacieron todos mis hijos y donde tengo excepcionales amigos por su generosidad, lealtad e insuperable hospitalidad. P’a que lo vayas sabiendo tengo doble  nacionalidad, pasaporte español y mexicano, o mexicano y español, que tanto monta, monta tanto.

Para las fiestas estamos planeando agasajarnos con un verdadero placer culinario mexicano, guajolote con mole de almendras y ajonjolí.

Por aquello que se dice, sin que falte razón, de que el mayor pecado  que puede cometer el hombre es no ser dichoso, pero con la llegada de la Navidad, la entrañable festividad que fomenta cálida  fraternidad y dispone el ánimo a la felicidad, vamos a alegrarnos, porque la alegría a más de ser el perfume del día es barata y bonita, el mejor remedio contra la tristeza, por lo que, consecuentemente, lo que se impone, al menos es estos días festivaleros, es olvidar problemas de tiempos atrasados que ya son historia y no desazonarnos tampoco por el futuro que es pura imaginación  y bien podía no llegar, así, pues, vamos a reír hasta no poder más porque la risa es al hombre lo que el sol a las flores, así de imprescindible. Dice el refrán, “mientras reímos olvidamos problemas y miedos”  Una sonora carcajada, reír como locos, según aseguran los que están en disposición de saberlo: los médicos, es como una farmacia abierta, nos protege de las enfermedades, alivian el dolor por el efecto anestésico que produce, oxigena la sangre, alegra el corazón, disminuye el colesterol, modera la ansiedad, calma los nervios, contrarresta el estrés...

Mis queridos amigos, que paséis unas fiestas fantásticas y para que los días del próximo año corran felices y serenos procuremos ser mejor de lo que somos para que todo a nuestro alrededor mejore también.
Navideños abrazos