Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 15 de febrero de 2011

AUTÉNTICO LECHAZO CHURRO


14-02-2011

Querida Rebeca y demás seres queridos:

De pleno acuerdo en que el buen comer no tiene precio, y en ello estamos planeando repetir la visita a Traspinedo a dar gusto al paladar con los afamados pinchos de tamaño enorme que en grande y a lo grande allí se sirven, sencillamente deliciosos, todo un lujo con el que chuparse los dedos, pues han dado en el clavo ofreciendo el lechazo de manera diferente, cocinado a la brasa. Verdaderamente, todo un éxito.

Más siendo este clásico asado al pincho un guiso con matrícula de honor, si hay un producto estrella, un verdadero protagonista en la cocina castellano-leonesa, este es, sin duda, el lechazo asado en horno de leña atizado con sarmientos de las viñas.
En la meseta castellana por doquier se encuentran verdaderos maestros en el noble arte de preparar el lechazo con receta cinco estrellas, es decir, con la receta tradicional, la mejor, simplemente agua, sin añadir casi otra cosa: cazuela de barro, buen lechazo embadurnado de manteca, en el fondo, para evitar el contacto directo de la carne con el agua, unos palitos de sarmiento o de laurel, ajos enteros, sin pelar, sal y algunas especias y se logra un asado de lechazo de suprema categoría.

En nuestra región se entiende  por buen lechazo la cría de la oveja de raza churra o castellana sacrificada con apenas un mes de vida, alimentada exclusivamente con leche materna, y peso aproximado de media docena de kilos. Así, pues, la tierna criatura, después de dos horas de horno a fuego moderado, su carne jugosa, dorada, con deliciosa consistencia crujiente se deshace sabrosamente  en la boca. Con sobrada razón goza de gran prestigio.

Sin discusión posible, mimar el paladar con un asado de auténtico lechazo churro regado un  buen vino de la ribera es disfrutar de una de los verdaderos placeres que ofrece la vida.

Abrazos, besos, salud, suerte y alegría.

                              Félix