Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 3 de febrero de 2014

PRIMER AÑO EN EL COLEGIO DE LOS AGUSTINOS


Querido tío Paulino. A causa de un  poco de cada cosa, esta carta ve la luz casi un mes después de ser recibida.

Como nunca es tarde si la dicha es buena, ahora que por fin tengo en mi ordenador esa foto que mencionas, aquí está esta primera entrega 2014 de tus cartas.

 Un abrazo fuerte de esta sobrina tan postiza como un bisoñé, aunque muchísimo más… sobrina.

Marisa Pérez Muñoz


PRIMER AÑO EN EL COLEGIO DE LOS AGUSTINOS    07-01-2014

 Querida Familia: Hoy día de Reyes y día que hubiera cumplido Félix, 92 años, les envío este correo ya que me hace recordar mi primer año que pasé con él en el Colegio de los Agustinos, yo muy pegado a él pensando que pasaríamos la vida juntos, aunque acabado este año no nos volveríamos a ver en 16 años. Pero sigamos.

Después que se nos pasaron esos primeros años de la niñez donde uno pasa de inmediato de los lloros y rabietas a las risas y felicidad plena, ahora comienzan en nuestras vidas las primeras responsabilidades.

Resulta que mi madre soñaba que todos sus hijos se dedicarían a servir a Dios en la vida religiosa y esto nos hacía a nosotros ilusionarnos de ir a algún Colegio de religiosos.

Entre los Padres Agustinos había un Padre que se llamaba Agustín, a ese Padre le habló mi madre y el año 1934, se llevó a mi hermano junto con otro sobrino del Padre, que también se llamaba Agustín, el Colegio le tienen en un pueblo que se llama Valencia de Don Juan, en la Provincia de León, los dos eran muy inteligentes y sacaban las mejores notas o calificaciones. Comenzaba la revolución de Asturias, para ellos sin problema.

Yo soñaba con tener mis doce años para irme con Félix, al fin llegó el año 1936, justo acababa de empezar la guerra civil, para mí fue una gran ilusión seguirle, él ya empezaba el tercer curso, pasado ese, les llevaban al noviciado que estaba en Valladolid.

Yo en este primer curso no fui tan mal estudiante, porque en todas las materias saqué sobresaliente, menos en una que pasé de PANZÓN, apenas un aprobadito, no sé por qué, no me entraba la geografía.

Acababa de llegar al colegio recibí una carta de mi madre que me decía: Hijo que bueno que te fuiste al colegio sino estuvieras en el calabozo, había sucedido que la guardia civil había agarrado 21 muchachos robando peras y les metieron dos días al calabozo, mi madre estaba segura que yo iba a estar con ellos, pero en realidad creo que no era esa mi vocación; ni robar peras ni andar en guerras; la vez que quise robar peras me cayó una piedrota en la cabeza y cuando quise jugar a ir a la guerra, ni empezaba yo a tirar piedras cuando me dio en la frente la primera (bala) piedra.

 En cuanto a mis primeros pasos en el colegio les contaré esta anécdota: Mi curso era numeroso, ( en vuestro ordenador tenéis una foto mía de 12 años con todos los compañeros de mi curso) como los Padres no nos podían controlar, nos hacían controlarnos a nosotros mismos, nos dieron una perragorda el que la tenía se la daba al que hacía una falta, el que se quedaba con ella, al día siguiente le quitaban el BOLLO del desayuno que estaba muy sabroso; pues bien, un día me dieron la perra y yo estaba listo para ver a quien se la daba, pues ya era tarde, por fin veo a uno que le dio un EMPUJÓN a otro y yo rápido le digo: "la perra", cuando no la quería recibir íbamos a decírselo al Padre:

-              ¿Qué le hizo?

-              Que este le dio un EMBURRIÓN.

-              Si le dio un EMBURRIÓN quédate con la perra para que aprendas a hablar.

Jamás volví a usar esa palabra que en Guardo era tan normal, y me quedé sin el BOLLO que tanto me gustaba.
Con los estudios y juegos se pasó el año rápido y felices, pero la guerra se ponía cruel, por esa razón terminado el curso no nos mandaron a casa a pasar las vacaciones, las pasamos en el colegio pero felices, nos llevaban de paseo, día de campo, allí comíamos y nos divertíamos hasta la tarde.

El lugar era muy bonito, le atravesaba un gran rio. Ya en la tarde, contentos y cansados de vuelta al colegio: pero un día parecía que algo pasaba, no parecía todo lo normal de costumbre, susurros por aquí y por allí decían: que faltaban 4 muchachos, dos de Guardo: Félix y Agustín, otro Policarpo y Víctor Morán los más inteligentes del curso.

Resulta que el  pueblo de Víctor Morán había quedado en la zona roja, unos comentaban que les oyó decir que se iban a la  guerra para ganar al pueblo de Víctor, otro decía que les había visto pasar nadando el río con la ropa en la  cabeza, que se iban a León ( que estaba a 27 klms) a incorporarse al ejército para ir a luchar por ese pueblo… yo lloraba como descosido, Félix era el cabecilla que les había organizado, se sentía seguro pues pensaba  que era como las guerras de Guardo. Yo jamás imaginé que no  volvería a verle hasta después de 16 años  cuando fue a México y ya casado.


Como se ha hecho largo este correo seguiremos en el próximo.


Por esta se despide vuestro tío el burrete.  Paulino.