Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 30 de noviembre de 2010

ALMA GRANDE Y GENEROSA --FELÍZ CUMPLEAÑOS PILI-

 Valladolid, 30 de noviembre de 2010.
 
Pili, hija con alma tan grande y generosa que no te cabe en el cuerpo; madre que por ver a los suyos felices todo sacrificio le parece poco: hoy, razón casi exclusiva de mis pensamientos, te deseo tengas un día de fiesta total, lleno de optimismo y regocijo, feliz, tan feliz que tu corazón baile de alegría, porque la vida es siempre, por arriba y por abajo, alegría.
Querida cumpleañera, no es ninguna tontería creer que el Paraíso empieza donde estamos nosotros si cooperamos en transformar esta valle de lágrimas en un valle de alegrías, porque está claro que la vida se inventó para vivir y dejar vivir, y quien no vive ni deja vivir, vive tontísimamente.
Dado que el hombre es el único animal que sabe reír, riamos, no como un ruido vano, sino como una manifestación de alegría y de nuestra condición humana. Riámonos de la vida, riámonos de nosotros mismo, riámonos de las cosas buenas que nos pasan, riámonos a carcajada limpia, abiertamente para que todos se contagien de nuestra alegría, riámonos para que nuestro vivir sea una experiencia regocijante, y ese será el verdadero éxito en el arte de vivir.
Disfruto echando a volar la imaginación y en viaje de retroceso llegar hasta los felices días en que tus hijos eran chiquirritines: Rebeca, niña dulce y tierna, con su deliciosa vocecita hablándome de “los pulicias de la pelilica”. Aún me emociona recordar a Cristina caminando dormida por la calle. Me produce un  sentimiento de ternura imaginar el contacto de aquella manita tibia y confiada cogidita de la mía. Jorge un angelito travieso y juguetón. Javi aún estaba en París.
Pilonchi, una buena hija es como el pan, como el buen vino: una bendición. Pero reconoce tú que yo también soy un buen padre que te brinda la oportunidad de lucir tus habilidades culinarias trabajando con decisión y entusiasmo , poniendo todo el cariño, tiempo e imaginación preparando cada domingo los exquisitos almuerzos con que me agasajas.
Hijísima, gozando de la virtud de la alegría, pásatelo cañón, de cine, con mucho regocijo, mucha salud y mucha paz, sin olvidar que reír es vivir.

Muchos abrazos y muchísimos besos que rezuman cariño y alegría.         
 Félix