Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

martes, 10 de junio de 2014

EL EURO



EL EURO
Melilla 10 de Junio de 2001

Querida hija: Poca tele veo, pero hay en la televisión andaluza una locutora, el nombre se me va, pero no el rostro, uno de los más bonitos de la pantalla, y por añadidura una señora estupenda, y como comunicadora, que es lo suyo, hila muy fino, por ejemplo tratando de explicar lo sumamente fácil que va a ser vivir con el Euro. Con su piquito de oro hace esta exposición: ¿Quiere usted saber cuánto vale una ración de pescaditos fritos y una cerveza? Nada más fácil, basta dividir el importe de la consumición por 166.386. La guapa locutora tiene toda la razón del mundo, dividir cualquier cantidad por 166.386 no resulta excesivo, es sólo cuestión, en mi caso, de repasar la tabla de multiplicar que la tengo algo olvidada, lo demás, coser y cantar.

Por otro lado estoy de acuerdo que el Euro nos va a hacer más europeos, pero no deja de ser evidente que, puestos a escoger el valor de la pobre y minúscula pesetilla bien podían haber optado por otro sistema de equivalencia más “descomplicado”. Los alemanes lo tienen chupado, porque el Euro vale dos marcos; para los italianos dos mil liras en números redondos; los portugueses doscientos escudos, los franchutis tampoco lo tienen mal, seis francos y medio. Para nosotros más obstruso y embrollado imposible: ciento sesenta y seis con trescientas ochenta y seis. Vaya cifra más inverosímil, ¿a poco no?
Pero bueno, merece la pena tal incordio así sólo sea por ver y escuchar a la heroica locutora dar sonriente la explicación de lo sumamente sencillo que va a ser vivir con el Euro. Todo se reduce a una operación aritmética.

Para ti hija de mi corazón, si cuentas con tantas calculadoras como con teléfonos móviles, ¿Complicaciones? Cual ninguna.

Mil abrazos, y  besos, muchos besos, que no quiero ser señalado como poco besucón.