Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

jueves, 5 de enero de 2012

NOCHE DE REYES MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR


Leo esta actual carta escrita en tu más profunda intimidad hace justamente 10 añitos y aquí la tenemos para disfrutarla justo antes del gran día.

Besos, abrazos y… dulces sueños.

 NOCHE DE REYES
MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR

 Valladolid 5 de Enero de 2002


Queridos hijos: Conservo fresco en la memoria la emoción de la noche de Reyes de mis noches infantiles; mi santo por añadidura: Me veo corriendo hacía los zapatos colocados al pie de la ventana, en los que invariablemente encontraba una peseta, un puñado de castañas y unas alpargatas nuevas. Eran años de pobreza y los regalos eran humildes y escasos, pero la ilusión que despertaban era grande. Cuestión de la fuerza de la magia, capaz de introducirnos en el feliz país de los sueños.

        De los juguetes aquellos: “moñas” de tela confeccionadas por las madres, pelotas de papel forradas de trapo, soldaditos de plomo.
De aquellos trenes -una caja de cartón arrastrada con una cuerda- a las muñecas actuales que “hacen de todo”, los trenes eléctricos a escala y toda esa infinita escala de juguetes caros, el cambio es grande, pero sin posible duda: los Reyes Magos de hoy como los de ayer y los de siempre son un maravilloso derroche de amor, de fantasía y de gozo.

No estaría nada mal, nada mal realmente, dar una patada en el culo, que les duela que bien merecida la tienen, esa gente de mente obtusa y ojos opacos que al no creer más que en lo que ven y tocan, quieren arrebatar a los niños la gran ilusión, asegurando que los reyes son el Corte Ingles y los magos los padres.

        Los Magos, Reyes de los niños y de los juguetes, por entero santos de mi devoción, existen, han existido y existirán siempre; No creer en ellos es como no creer en las hadas ¡Cosa tan triste¡ Cierto que hay tanta belleza como leyenda en cuanto concierne a este tipo de caminantes fervorosos, sabios y poderosos que se enaltecieron para siempre humillándose ante El Niño Dios.

        Yo, no faltaba más, por el fino detalle de dejarme en los zapatos de mis padres como REGALO… En día tan especial, creo a pies juntillas en todos los prodigios que tienen lugar durante su largo peregrinaje, empezando por destacar el detalle de la estrella que estalló en el firmamento para que como flor de luz cumpliera la misión de guiarlos hasta Belén de Judea, desde Oriente, sin que Herodes lograra engañarles.

        De los Reyes Magos, por la delicada deferencia, por la  amable consideración que tuvieron con Jesús – Niño ofreciéndole oro, incienso y mirra- por llenar de ilusión y fantasía los corazones de los pequeñajos y por lo que hicieron conmigo, soy y seré siempre humilde y rendido admirador de sus vidas, tales como sus nombres originales: Melichor, Gathaspa y Bithiserea, así como sus edades en el momento de su visita a la Sagrada Familia: Melchor contaba con sesenta años; Gaspar, recientemente había cumplido los cuarenta; Baltasar, el más joven y se dice que también el más rico, apenas veinte abriles, un crío.
También conozco de buena fuente su final feliz. Bautizados por Santo Tomás, evangelizaron tierras de la India. Al trasladarse sus almas de este mundo al otro que está detrás de éste, sus cuerpos fueron llevados a Constantinopla, para reposar hoy en el mismo sarcófago en la catedral de Colonia.

        Hijos, que los fábulos Reyes Magos, como hacen con los niños, llenen vuestras mentes y corazones de mágicos y felices sueños.

                                                            Besos y abrazos