Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 27 de abril de 2013

VOLVER A DISFRUTAR LA LUZ DEL SOL



 Valladolid 27 de Abril de 2008

Querida hija Rocío brote de mi sangre:

Que hoy por ser el día de tu santo y todos los días de tu vida, porque te lo mereces, te sientas anegada de alegría, de fantasía, de amor, de deleitosas emociones en la grata compañía de María que es una rosa, un pimpollo, una preciosidad de piel de un delicioso moreno, sonrisa encantadora, armoniosa figura, manos hábiles con unos extraordinarios dedos. Mocita a aún en agraz, pero enmujereciendo en acelerado ritmo.

Hija, morita africana, muy agradecido por muchas cosas, diría, por ejemplo, por haber nacido y ser como eres, ¿Qué cómo eres? Una hija reflejo de la alegría, llena de virtudes exquisitas, con un corazón que es una máquina de fabricar cariño para todo el mundo, hija, padres, hermanos, alumnos…

Que cumplas otro cuarentaytantos otras cuarentaytantas veces, porque, lógicamente, todos anhelamos vivir mucho, aunque a nadie le gusta ser viejo dado que la vejez es una gaita gallega, entre otras razones porque te ronda la fecha de caducidad, y morir no es lo que debiera ser: evaporarnos dulcemente como se evaporan las gotas de rocío acariciadas por los rayos del sol; volatilizarse en el aire como las esencias, dejando atrás un grato olor a incienso y mirra.

La operación de mis ojos viejitos, algo gelatinosos y ausentes, salvo las moscas que revolotean delante de ellos, por lo demás, aunque en realidad se trató de una visita al oftalmólogo de no más de 5 minutos, pero prodigiosa intervención, lo que antes veía entre brumas, borroso, ahora es claro, nítido, disfruto mejor de la luz del sol, de los colores, de las formas. Todo parece nuevo y luminoso.

Cuando la vida va en declive, porque el tiempo no pasa, pasamos nosotros, uno piensa más en Dios. Dicen que el infinito es su reflejo, lo será, no lo sé, porque Dios y sus misterios van más allá de la capacidad de mis pobres entendederas. Poniendo las cosas claras: tener fe es creer lo que no se ve, lo que no tiene sentido, lo que no se entiende. Envidio la fe de mi madre: creía en el Creador como los pájaros, como las mariposas, como las flores.

Os abrazo con todas mis fuerzas y os deseo salud, alegría y máxima felicidad.
Félix