Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 14 de diciembre de 2012

ZAPATOS DE ORO



Querido Yayo Félix:
Como en tantísimas ocasiones, más razón que un santo tienes.
Lástima que no nos enteremos en qué cama duerme actualmente la señora de los zapatos de oro y otras tantas que como ella alardearon riqueza -quizás ajena- y luego, al envejecer y ya no tener perrito que las ladrara,  lloraron como plañideras al ver que su carroza lujosa tirada por hermosos corceles no era más que una calabaza atada con simples cordeles.

Un abrazo fuerte y apretujadito y dulces sueños.

Marisa Pérez Muñoz

ZAPATOS DE ORO
Valladolid-11-12-2001

Queridos hijos: Las revistas del corazón no me emocionan precisamente, pero hoy he ojeado una que reseña en relucientes páginas una de estas fiestas benéficas a las que acuden las personas caritativas, en las que las damas siguiendo furiosas y desafiante moda y llevadas por irreprimible necesidad de exhibirse  se presentan enjoyadas de pies a cabeza, destacando una de esas señoronas  que calzaba unos zapatos dignos de levantar exclamaciones de ohhhs y ahhhs de admiración y asombro, lujosísimos, de auténtico oro macizo, con tacones de vértigo.

Llevar encima tanta ostentación, ese no va más del despilfarro es un comportamiento  totalmente desacertado por muchas razones. La principal es que entregarse a tanto exceso y dispendios son ganas de poner a la gente en ascuas. Su vida es pura fábula, saben vivir, pero no convivir y considerando orgullosamente pertenecer al club de la gente más exclusiva del planeta usan el lujo como instrumento de provocación, hiriendo a las personas con sensibilidad, y qué decir de los tantos y tantos que en este valle de angustias esperan recoger las migajas que caiga de la mesa de los poderosos, porque, ya se sabe,  el hambre es muy dolorosa.
De momento la vida les sonríe de oreja a oreja, sin quererse enterar de la provocación que supone su actitud, pero ¿qué pasará el día que los más desesperados decidan pasar a la acción, amotinándose  contra tanta clase de excesos e injusticias? Algo que, por cierto, ya se ha iniciado con el tema de la antiglobalización.
Hijos, hemos nacido para vivir  y debemos  hacerlo con toda  el alma, pero poniendo un poco de lo mejor que tenemos al servicio de los demás.

                                       Besos y abrazos
Félix