MARÍA Y LA MÚSICA
Melilla 15 de
Junio de 2001
Querida
hija: Hoy María ha estado en el Conservatorio haciendo un examen para su
ingreso, el resultado ha sido positivo, posee actitudes naturales para el
estudio de la música. Es un auténtico
privilegio gozar desde tan joven de la oportunidad de estudiarla en serio
y poder gozarla en plenitud. Pienso que
si ya escucharla es emocionante, interpretarla
resultará escalofriante.
Yo
con mi fino olfato y duro oído, musicalmente no voy muy lejos, pero tengo oído
y leído que escuchar música de altos
vuelos es sentir que te penetra
como la luz del sol, que te corre por las venas hasta que te conviertes tú
mismo en luz del sol. Bonito ha de ser ¿no?
Pero
según las estadísticas, en tocante a música grandilocuente presentamos un
panorama desolador: más del 90% de los españoles no hemos asistido nunca en
vivo y en directo a un concierto de música clásica, ni a otros acontecimientos
musicales.
De
oídas conocemos los nombre de algunos de los grandes compositores: Mozart,
Strauss, Wagner, Verdi... y de sus obras, las famosas óperas: “Regoleto”, “La
Traviata”, “Aida”, “Otelo”, “Carmen”... pero que si hubiéramos tenido que
asistir al acontecimiento en directo nos hubiéramos aburrido hasta el bostezo,
hasta el sueño incluso...
Lo
que para algunos privilegiados suponen momentos inolvidables, a nosotros no nos
dice nada por falta de cultura musical, con lo que nos hemos vistos privados de
una fantástica fuente de emociones.
Con
María se trata de la primera aproximación, hacer los primeros pinitos con el
piano, pero lo que hoy es sueño, como la vida pasa rápida, pronto el sueño será
hermosa realidad. La carrera musical, compaginada con los demás estudios, me
parece de ensueño, un privilegio
reservado a unos pocos. La educación musical abre muchos caminos en todas las
direcciones, y por añadidura transmite alegría, cordialidad y bienestar.
Pena
que a nosotros este placer de dioses nos esté vedado por nuestras malas orejas, pero, bueno, de
otras cosas disfrutamos, por ejemplo, de los abrazos de tu padre.