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domingo, 15 de junio de 2014

MARÍA Y LA MÚSICA



MARÍA Y LA MÚSICA
 Melilla 15 de Junio de 2001

Querida hija: Hoy María ha estado en el Conservatorio haciendo un examen para su ingreso, el resultado ha sido positivo, posee actitudes naturales para el estudio de la  música. Es un auténtico privilegio gozar desde tan joven de la oportunidad de estudiarla en serio y  poder gozarla en plenitud. Pienso que si ya escucharla es emocionante, interpretarla  resultará escalofriante.

Yo con mi fino olfato y duro oído, musicalmente no voy muy lejos, pero tengo oído y leído que escuchar música de altos  vuelos es sentir que te  penetra como la luz del sol, que te corre por las venas hasta que te conviertes tú mismo en luz del sol. Bonito ha de ser ¿no?

Pero según las estadísticas, en tocante a música grandilocuente presentamos un panorama desolador: más del 90% de los españoles no hemos asistido nunca en vivo y en directo a un concierto de música clásica, ni a otros acontecimientos musicales.
De oídas conocemos los nombre de algunos de los grandes compositores: Mozart, Strauss, Wagner, Verdi... y de sus obras, las famosas óperas: “Regoleto”, “La Traviata”, “Aida”, “Otelo”, “Carmen”... pero que si hubiéramos tenido que asistir al acontecimiento en directo nos hubiéramos aburrido hasta el bostezo, hasta el sueño incluso...
Lo que para algunos privilegiados suponen momentos inolvidables, a nosotros no nos dice nada por falta de cultura musical, con lo que nos hemos vistos privados de una fantástica fuente de emociones.

Con María se trata de la primera aproximación, hacer los primeros pinitos con el piano, pero lo que hoy es sueño, como la vida pasa rápida, pronto el sueño será hermosa realidad. La carrera musical, compaginada con los demás estudios, me parece de  ensueño, un privilegio reservado a  unos pocos. La educación  musical abre muchos caminos en todas las direcciones, y por añadidura transmite alegría, cordialidad y bienestar.

Pena que a nosotros este placer de dioses nos esté vedado  por nuestras malas orejas, pero, bueno, de otras cosas disfrutamos, por ejemplo, de los abrazos de tu padre.

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