COLOSAL PROGRESO
Valladolid Octubre de 2001
Queridos hijos: No faltan
nostálgicos que piensan que nos ha tocado vivir tiempos extraños, que antes se
vivía mejor cuando resulta del todo evidente que la diferencia es fantástica,
las novedades, los inventos y progreso de toda índole han transformado rápido y
profundamente las condiciones materiales de la vida, se han dado pasos gigantes
en el nivel económico y social. Quiero decir que hoy se vive considerablemente
más cómoda y regaladamente que ayer. ¿Quién hoy por hoy no tiene coche, tele,
teléfono móvil, y mil lujos más?
Incuestionablemente esto es así,
el progreso es colosal y gozamos de todos los caprichos deseables, sin embargo
el personal no es todo lo feliz que
debiera ser porque le falta algo vital, transcendente, algo que bien a bien no
sabemos que es, pero lo queremos. Digamos que
hemos transformado este valle de lágrimas en un nuevo paraíso
verdaderamente terrenal en el que Adán y Eva vivirían cínicamente compinchados
con la culebra tentadora, y esto porque la moral es a todas luces muy otra, y
otras también las preocupaciones religiosas, faltan nuevos ideales, en realidad
la fe se ha roto y marchitado, hechos que reflejan claramente libros y
periódicos llenos de pesimismo, calificando de funestos estos tiempos en los
que cuatro privilegiados hacemos dietas adelgazantes mientras un número increíble de gente fenece de
hambruna y de enfermedades fácilmente curables.
Hijos, no sé si os percatáis
plenamente del tema, pero no hace tanto tiempo la vida se sentía de muy
diferente manera que en la actualidad, este mundo era valle de lágrimas, pero
un valle de lágrimas pasajero, un tránsito hacia un fin dichoso e inmortal. No
importaba sufrir lo que fuese aquí abajo, lo esencial era alcanzar la meta
Divina, lo que resultaba más fácil cuanto más hondo fuese el penar terrenal.
Besos y abrazos