Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 31 de diciembre de 2012

EL LIBRO, EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE



Querido Yayo Félix: Muchas veces tus hijos te reñían porque te gustaba repetirte y repetir frases muy parecidas en tus escritos casi diarios. Ahora todas tus cartas cobran –si cabe- mucho más valor y te perdonamos las posibles “repeticiones” de frases que finalmente no querían decir lo mismo, aunque gustabas de hacer notar tu edad y empeñarte en decir que eras viejo, para después demostrar que de viejo nada de nada.Si acaso un poco añoso (con cara de oso).
Te quiero. Dulces sueños. ¡Ah! Y Feliz Año nuevo.

Marisa Pérez Muñoz


EL LIBRO, EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE.

Valladolid, Diciembre de 2001

Queridos hijos: Cuando se alcanza la vetustez, cuando se tiene a la vista la fecha de caducidad, es decir, cuando empieza a resucitar milagroso hallarte cada mañana vivito y coleando, en gran medida se modifica el modo de ver y entender las cosas.
Ejemplo clarificador: el tiempo, será, -es lo más probable- porque ya las emociones apenas hacen vibrar el corazón, se empieza a considerar que se vive demasiado deprisa, que  constituye delito no sacarle el máximo provecho al tiempo, porque todo él es oro.
En la carrera contra reloj que es el vivir hoy, se olvida que muchos ingredientes maravillosos de la vida necesitan paz y lentitud para fraguarse. Esto lo percibo con mayor evidencia paseando por el Campo Grande, más en contacto con la naturaleza que se mueve en otra dimensión en la que no cabe la prisa, me ayuda a conectar con mi interior y  detenerme a pensar que cada instante es único y sólo la calma permite vivirlo plenamente.

No es lo mismo cruzar el parque corriendo; que es imposible ver ni apreciar nada, que gozar momentos sumamente placenteros caminando reposada y alegremente, admirando los bulliciosos juegos de los niños, la elegancia de cisnes y pavos reales, las vistosas flores; escuchando bien el murmullo del fluir del agua de la fuente o el misterio del silencio. Si la temperatura es propicia, sentarse a la acogedora sombra de un árbol a disfrutar de la lectura de un libro, el mejor amigo del hombre.

Pero, hijos, perfectamente entiendo que estas son cosas de viejos, la juventud ha de intentar cada segundo cumplir un objetivo, alcanzar una meta, progresar.

Besos y abrazos