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miércoles, 22 de octubre de 2014

FEDÓN, O LA INMORTALIDAD DEL ALMA



FEDÓN, O  LA INMORTALIDAD DEL ALMA
Valladolid 22 octubre de 2001

Queridos hijos:  Un buen libro es una compañía maravillosa y con los Diálogos de Platón estoy de lo más divertido, pese a que Fedón, que estoy leyendo está lleno de interés dramático al narrar el último día y la muerte de Sócrates.  Un fin, tan sereno y tan noble que produce admiración emocional.
En el momento en que se abren las puertas de la prisión, aparece Sócrates sentado al borde de la cama rodeado de sus discípulos ansiosos de escuchar sus últimas palabras.  Su aspecto, pese a estar a punto de morir es sonriente y de tranquilidad, ni una sombra de tristeza altera su rostro animado por pensamientos serenos y valerosos  a pesar de lo  injusto de su muerte, que sospechoso por sus ideas filosóficas de atacar a los dioses y de corromper a la juventud fue procesado y condenado a beber la cicuta. No le infundía ningún temor la muerte porque no rendía culto al cuerpo que es perecedero, daba capital importancia al alma que es inmutable e indisoluble, su esencia escapa a todas las condiciones de la muerte. Le animaba la sublime esperanza de una vida inmortal, de una feliz eternidad.
En este dialogo Platón habla por boca de Sócrates mediante una serie de preguntas y respuestas establecidas entre el maestro y sus discípulos a fin e poner en práctica la sabia máxima "conócete a ti mismo". La narración termina con los conmovedores detalles de los últimos momentos, cuando a la puesta del sol, la hora señalada por la ley, acercó la copa a los labios y la apuró, no cómo quien se toma un  carajillo, pero sí con gran valor, mansedumbre y resignación. Sus amigos no se separaron de él sino hasta después de haber cerrado piadosamente sus ojos y su boca.
Hijos, éste fue el fin del hombre del que se puede decir que fue el mejor de los mortales que se conoce, a más del más sabio y más justo.

Besos y abrazos