Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

jueves, 27 de febrero de 2014

ESTIMADO TOCAYO




ESTIMADO TOCAYO

Valladolid 5 de Agosto de 2003



Estimado tocayo: Si de pronto me transmutase en bípedo alado, quiero decir que si tuviera alas como los pájaros emprendería vuelo hacia Fuente de Santa Cruz para echar un traguito de agua fresca a la par que te visitaba para que me mostrases las peculiaridades de tu terruño natal; pero como parece ser que de momento no alcanzo la categoría de ángel, y como el “desguace” tiene echado el cerrojo y el calorón de estos días resulta de asfixia, recurro a visitar el Campo Grande, sonrisa de Valladolid, trocito de naturaleza risueño y amable, paseando indolente, sosegado, calmosamente, con el placer que produce la ausencia de prisa, menguado el andar para aminorar el pulso, evitando que el corazón pierda el ritmo, así voy haciendo una visita de cortesía a mis amigos los árboles: abedules, alidiernos, secuoyas, tilos, fotinias, aligustres, kinkgos, catapas, aliantus...

Por cierto, por las ramas de  un cedro se descuelga ágil, nerviosa y confiada una ardilla. Desciende con cierta cautela, pero audaz se aproxima hasta la mano que le ofrece comida y ¡zas! la agarra, se la lleva  a la boca y asciende veloz para dar buena cuenta de la golosina. La escena se repite varias veces y la gracia y la simpatía del animal hace reír a la concurrencia.

Total que después de pasar un rato viendo a los críos alimentar a patos, me siento y preparo esta carta para decirte lo que sé por boca de nuestro común amigo: que la cosecha ha sido espléndida y tienes almacenado un número  enorme de vagones de cereal. Me lo ha dicho con la rotundidad que le caracteriza  y terquedad fuera de lo común.

Que perdone el amigo que me ría, pero es que por más que intento no consigo tomarle en serio cuando finge saberlo todo  y echando miradas de menosprecio se pone en plan opuesto a Sócrates que pese a ser uno de los sabios de mayor calada que ha pasado por el mundo, sólo sabía que no sabía nada.

Los saberes de éste, sin embargo, significan algo comparados con la ignorancia supina de quien tú y yo sabemos que lo ignora todo, no por otra razón sino porque  piensa que no hay más que saber que lo poco que él sabe, así que, en fin, ¿qué quieres que te diga?  A mí no me gusta aburrirme y, francamente, salir solo con él que cada día impepinablemente te cuenta las mismas batallitas con idéntica palabrería  es como estar comiendo sin sal, sano, pero "ensépido" como se suele decir. Pero, resumiendo, por aquello de que todos tenemos callos que pisar, los hombres fuimos elaborados con el mismo barro que los botijos, así que ¿qué se puede esperar de nosotros?

Querido Félix, "el malo", no porque no seas bueno, que lo eres y mucho, sino por la cicatriz que te adorna recorriéndote el cuerpo de arriba abajo, y bien sabes que hay que cuidarse porque el hombre es un animal de corta vida por larga que sea la que se nos concede y consecuentemente  resulta vital alargar cuanto más mejor la fecha de caducidad, porque nosotros tenemos ya muchos años metidos en el cuerpo, por lo que mi consejo es que no trabajes en exceso y te procures una vida apacible y que tomes muy en consideración que el único éxito  que hay en esta  vida es ser feliz.

Abrazos, incluyo un respetuoso beso para tu santa esposa.