Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 1 de noviembre de 2014

IRONÍAS DE GRUÑONCETE



Querido Yayo Félix: La primera carta tuya que leí fue la que escribiste a Rebeca en 1978 (aunque yo la leí años después, cuando mi amistad con Pili se hizo eterna).
Esta que nos ocupa fue la segunda  y me encandiló la forma irónica, burlesca y puntillosa de quejarte sin motivo real de queja.
Esta carta tuvo la culpa de que yo te diera un título que añadir a esa larga lista que tus hijos y nietos te otorgaron. Para mi desde entonces fuiste mi adorable “Gruñoncete”. Me enamoró tu forma de escribir y quise leer todo lo que habías escrito. Como ves lo conseguí.
Ahora puedo decirte que cuanto más te leo más te quiero…
Dulces sueños gruñoncete.

IRONÍAS DE GRUÑONCETE
Valladolid 1 de noviembre de 2007
Queridísima hija Pily, base, pilar, columna de mármol de Carrara, sobre la que se sustenta el equilibrio de la familia Corrales-Alonso: Pues eso, a Rocío le debo favores de importancia tal que, así sólo en razón de ello, he de mostrarme siempre muy, muy, muy agradecido; pero ¡ojo! A ti, un abuelo tan nietero como yo, mi agradecimiento se eleva a la categoría de merecer gratitud para el más parasiempre de los parasiempres por haberme concedido carta blanca para practicar con tus retoños durante su infancia y adolescencia  mis dos únicas virtudes: la cocineril y el cangurismo, en cuya práctica me hice merecedor de dos honrosísimos títulos: Mejor cocinero y mejor abuelo del mundo.
No cabe mayor recompensa, pero aún tengo que dejar meridianamente claro una circunstancia de significación suma. A tus hijos les di  todo cuanto estuvo en mi mano: escuché feliz sus primeros balbuceos, les ayudé en sus primeros pasos, les llevé y recogí del colegio, les compré la primera bicicleta y les enseñé a montar en ella, fui su profesor de natación, contesté un ciclón de preguntas de difícil respuesta: ¿Cómo se sostiene Dios? ¿Cómo es el cielo por dentro? ¿Dios tiene elicóptiro con múmeros? Si Adán no tuvo madre, ¿a qué edad le hizo Dios?... Juntos organizamos excursiones por doquier, por ejemplo, las inolvidables caminatas por la montaña palentina para ver, oler, tocar y sentir muy directamente la naturaleza. Pues bien, todo eso, quizá no siendo poco, no es nada comparado con lo que ellos me dieron, días y más días, años de alegría, de buen humor y felicidad sin pega alguna.
Te voy a hablar con la puerta del alma abierta de par en par: sobradamente sé que soy famoso por mi mala fama  ganada a pulso de criticón y buscafaltas. Critiquez, es la pura verdad, practicada con espíritu positivo, impulsar la voluntad a la superación: ser cada día más culto, más generoso, mejor hija, esposa, madre y persona, pero con resultados más negativos imposible, por ello de continuo me digo a mí mismo: chaval, eres bastante pendejo. Un gran gilipollas, tanto que me dan ganas de odiarme, porque sabiendo como sé que las alabanzas os hacen brincar de júbilo y la más leve crítica os cabrea en todas las direcciones, tipo más raro que un canario negro, sigo erre que erre incordiando.
Sin embargo mi actitud en modo alguno debiera causar excitación nerviosa dado que está impulsada por razonamientos de importante  peso específico, por razones perfectamente lógicas: bien sabido es la valía de las personas se mide por su capacidad para saber no saber nada y cuanto más se sabe con mayor claridad percibe que nada sabe, y por otro motivo muy significativo: su actitud ante la crítica, a mayor valer, más tolerancia. Por poner un caso muy debatido, tus sopas de ajo, manjar exquisito, pero mejorables, un buen caldo y un leve toque de cominos las irían de mimo. Pero, por supuesto, antes morir que dar a torcer el brazo.
¿Otro tema de mi mala fama? Cuando separados por corta distancia unos de otros habláis desgañitándoos, con la correspondiente  taladrada de mis pobres orejas y, claro, en arrebatos emocionales, lo diré así, a veces, no pocas, te tacho, te tildo de bruja.
 Pero vamos a ver, existen tres categorías de brujas: con escoba, sin ella y con varita mágica, ¿en qué nivel brujeril te sitúas?
Cuando se es joven no existe el miedo al tiempo, porque no te das cuenta de que existe, pero ahora, particularmente yo que tengo todos los años del mundo, percibes con toda evidencia que el tiempo no pasa, que pasamos nosotros, y nos aplasta, por lo que resulta de importancia vital mantener activa la mente, en movimiento continuo para no perder el tesoro de la memoria, dando esquinazo en todo lo posible al Alzheimer, ese agujero negro de la mente.
En resumen: hija, tu progenitor, aunque no es un padre ideal, te quiere a rabiar, y para que te enteres realmente quién eres y lo que significas para el autor de tus días, he aquí el ejemplo próximo, vivo y modélico que eres tú misma: mujer diligente, fiable como la estrella polar, buena hija donde las haya, madre inmejorable, de las que por ver felices a los suyos no existe sacrificio que no sea capaz de hacer, generosa, hospitalaria... ¿Voy bien?
Querida retoña, atenta a mi recomendación: vive con tu corazón de oro tranquilo y con tu alma de mariposa en paz, para que pase lo que pase nunca te falten ni motivos ni ganas de reír, que la risa es la verdadera chispa de la vida. Riendo mucho sana y noblemente tu existencia se llenará de amor, alegría y felicidad.
Besos y abrazos