Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

domingo, 8 de diciembre de 2013

EL SECRETO DE LA FELICIDAD



Hoy sólo quiero desearte dulces sueños.

Marisa Pérez Muñoz

EL SECRETO DE LA FELICIDAD
Valladolid-13-12-2001

Queridos hijos: ¿Por qué escribo cartas? La pregunta me la hago muchas veces, y la respuesta a voz de pronto es que escribo contra el olvido y el aburrimiento. Contra el olvido porque si me falla la memoria no quedaría ni la sombra de mi recuerdo; Contra el aburrimiento, porque soy un madrugador compulsivo y a las cinco de la mañana ya me tiro de la cama, si no leyera y escribiese, ¿cómo llenaría todas esas horas?
       Eso es lo que me digo, pero realmente hay más. Para mí escribirlas me resulta de algún modo, en cierta medida apreciar las satisfacciones que ofrece la vida. Me explico: el “taliento de mi celebro” es más bien escaso, pero escribiendo cartas y más cartas le pongo todo el entusiasmo de que soy capaz, le pongo pasión al grado de que a veces tengo la sensación de pasar horas olvidándome de todo, incluso de mí mismo. Y ya que piso este terreno diré que el secretillo de la felicidad es vivir con apasionado entusiasmo. Para decirlo pronto y sin adornos, el entusiasmo es a la vida lo que el apetito a la comida. Sin apetito malamente se disfrutara de una buena comida, con falta de  entusiasmo imposible encontrar placer en lo que se hace, en lo que se vive. Es decir, que vivir con pasión es sinónimo de alegría de vivir.
       Los niños sanos, a la vista tenemos a Marina, rebosan entusiasmo, gritan, ríen y se mueven porque cualquier cosa los fascina y les despierta la curiosidad. Los niños son un milagro, pienso que el milagro mayor del universo, y son tan maravillosos porque son creativos al estar abiertos a todo cuanto se les pone por delante, y todo les produce alegría y risa, tanta risa que según los que lo saben, ríen no menos de trescientas veces al día, en tanto los adultos no lo hacemos más que docena o docena y media de veces, una pena, porque está dicho y redicho que la risa es salud y vida.
       Pero a lo que iba, a cada persona nos fascinan cosas diferentes, y lo que nos fascina nos define. Es más, saber lo que nos entusiasma nos ayuda a conocernos mejor, algo interesante, porque conocerse uno a sí mismo no resulta cosa sencilla.
       Así pues, hijos, a vivir con pasión, a cuanto hagáis ponerle entusiasmo, y que el animo no decaiga, contrariamente, renovarlo cada día. Pienso que tal vez viene al caso decir que Melilla me trae gratos recuerdos, porque, por ejemplo, el mismo acontecimiento, el nacimiento del nuevo día me resultaba un espectáculo emocionante todas las mañanas, desde la primera hasta la última. Lo que en realidad quiero deciros que ser capaces de vivir con jubiloso entusiasmo es algo así como poder llegar a tocar el cielo con la punta de los dedos estando en la tierra.

                                                                Besos y abrazos.