Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

miércoles, 26 de diciembre de 2012

IMPOSIBLES POSIBLES



Querido Yayo Félix: Te empeñas en hacerme aprender cosas y una vez más has logrado que pregunte al señor Google qué significa la palabra “Taquilones que has empleado hoy en tu carta.
Espero que te gusten las fotos que de ello encontré para ampliar la documentación a nuestros lectores.

Un fuerte abrazo gruñoncete.

Marisa Pérez Muñoz

        
IMPOSIBLES POSIBLES
                                                                      
Valladolid, 21 de Noviembre de 2001

            Queridos hijos: En un programa televisivo de madrugada, "Imposibles Posibles", he visto y he oído algo que me ha dejado admirado y perplejo, se trataba de un corretear por los caminos celestes, saltando de estrella en estrella, por lo visto real posibilidad, no utopía.
            Hoy día nadie duda seriamente de la existencia de vida en otros mundos, incluso hay quienes piensan que el Universo entero es un hervidero de vida, pese a ello, como bien se sabe, los científicos son la mar de curiosos y no se sienten satisfechos hasta tener la firmeza absoluta, pero hasta ayer mismo los fantásticos proyectos  de enviar naves al espacio no era posible a causa del las enormísimas distancias tomando como tomaban como base la velocidad de la luz, considerada entonces la frontera absoluta de la aceleración. Un viaje, por poner un caso, a la estrella más próxima a nosotros, Alfa Centauro, situada a cinco años luz duraría no menos de 80 años, o sea, imposible de todo punto, ningún ser humano sobreviviría ni el viaje de ida.
            Pero hoy correr  a la velocidad de la luz es caminar a paso de tortuga y así no se llega a ninguna parte, eso está desfasado, ya las naves no queman toneladas y toneladas de gas, las alimentan con rayos luminosos, es decir, con luz, alcanzando velocidad infinita. Los viajes cósmicos cruzando  el Universo en todas las direcciones requieren una fuerza impulsora de inaudita eficacia.
Dieron explicaciones técnicas del tema  que rebasaron el dique de mi comprensión, de lo único que me enteré es que se trataba de unos tales  taquiones.
La teoría de los taquiones es algo tan enrevesado que sólo puede ser desarrollada por inteligencias rotundamente capaces, tal como la de Einstein, con su teoría de la relatividad, y otros cuatro genios con titipuchal de "taliento en el celebro", o sea, que a mí, ya digo, y bien que lo siento, por más que se me desbordase la fantasía, no llegué a imaginar ni lo mínimo el misterioso intríngulis.
 Pero, bien, explicado según mis cortas entendederas se trata de lo más fabuloso de lo fabuloso: viajar en una nave impulsada por un mecanismo de taquiones es hacerlo a velocidad de vértigo, cien o mil veces superior a la de la luz, y como ya sabemos que la velocidad “enlenta” al tiempo, éste no tiene la mínima importancia, tal como lo aclara evidentísimamente este ejemplo: en tanto que para los tripulantes de la nave voladora transcurren sólo 65 años cósmicos, sobre nuestro planeta azul habrán pasado la friolera de cuatro millones y medio de años.
            Eso por un lado, pero aún hay más, mucho más: la ciencia médica ha hecho tales progresos que domina perfectamente el método de la hibernación, lo que les permite conservar ilimitadamente a temperaturas muy bajas  a una persona, y por consiguiente se pueden congelar a los astronautas para que realicen el viaje y descongelarlos oportunamente para que recuperen su capacidad de acción, ¡Qué cosas!
Hijos, yo cuando sea mayor seré tripulante de un platillo volador.
                                                                                  Besos y abrazos