Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 3 de noviembre de 2012

QUERIDÍSIMA REBEQUITA



Después de transcribir esta carta y repasar todos esos nombres de árboles que pueblan nuestro Campo Grande, he de informar a nuestros lectores que no sólo aprendiste los nombres, además te interesaste por saber su lugar en el pulmón vallisoletano, procedencia, vida y milagros de todos estos que fueron tus amigos verdes y no sólo eso, además, lo aprendido lo vertiste sobre nietos propios y “adoptivos” que los sábados cargados de ilusión te acompañaban a plantar, regar y mimar algunos arbolitos que a día de hoy continúan dando sombra en verano y llenando de hojas el suelo otoñal pucelano.
Pienso que estos nietos que te tocaron en suerte, no se negarán si tú se lo pides, -y si la lluvia cesa y se suavizan las temperaturas- a rememorar viejos tiempos; y si no a plantar, sí a visitar contigo a sus viejos amigos clorofílicos.

Te envío la ración diaria de Guacamole de abrazos, besos con chiles y tortillas de achuchones.
Feliz finde guapísimo.

Marisa Pérez Muñoz

QUERIDÍSIMA REBEQUITA
Valladolid-25 de Mayo de 1985

Queridísima Rebequita:
Porque cumples hoy tus tiernas y floridas siete primaveras, interesante y significativa edad en que brota el sentido común, aunque de sentido común, tú, desde siempre, has estado bien servida.

Porque me chifla oír esa vocecita tuya, ochenta partes de cobre y veinte de estaño como el campanín de la torre de Cornón, que al hablar, como los pájaros pían, acarician las palabras y el corazón.

Porque te interesan las cosas.
Y porque te interesan las cosas me estoy preparando concienzuda y apasionadamente para ser capaz de empujarte en pos de la mágica y excepcionalmente emocionante aventura de conocer la vida intima de esos seres tan fantásticos, singulares y maravillosos que son los árboles que pueblan el Campo Grande. Allí todo tiene vida: Los Ibizos Ateos, los Magnolios, los Laureles y Lauros, los Tuyos, los Cámaros, las Sóforas, los Tasus y Filatasus, los Tamarindos, los Alibustres, los árboles del Amor y del Paraíso, los Ligátenos, los Cedros, Fresnos, Abetos, Cipreses, Olmos, Bónitus, Arces, Plátanos, Castaños de Indias, Jazmines, Sinforinas, Acantos, Mahonias, Dupleir, Mimosas y Milamores…

Porque eres una estudiante estudiosa, para quien, -muy atinadamente a mi juicio-, estudiar es su pasión.
Porque eres una hija, hermana, nieta, amiga, dulce, obediente y amorosa.
Porque eres una preciosa criatura con mucho ángel, fuerza, carácter y convicción.
Porque cuando me miran tus ojitos de azabache, chispeantes y con todo el negror de las noches sin luna, me comen el corazón.
Porque, en fin, te quiere a rabiar tu yayo Félix, el padre de tu madre.

QUE HOY, Y EL RESTO DE LOS DÍAS DE TU EXISTENCIA
SEAN UNA SINFONÍA DE COLORES Y ESTÉN LLENOS DE
IDEAS PEREGRINAS  Y EMOCIONANTES.