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martes, 24 de octubre de 2017

CAMPANAS DE BODA



CAMPANAS DE BODA   23-10-2017

Las bodas casi siempre emocionan -salvo a las que asistimos por compromiso- hasta que un día te das cuenta que por compromiso no vas ni a sonreír. Entonces decides no asistir aunque se enfade el compromisario. Otras bodas, cuando recibes la invitación ya sabes que ir, te costará la vida tanto como a los invitantes les costó ponerte en su lista.
Otras en cambio, la invitación no sólo la recibes con ganas y con cariño; la recibes con emoción y este fue el caso de la boda a la que asistí muy emocionada en todo momento el pasado sábado.

El día amaneció encapotado, ventoso y más bien frio, pero conforme se acercaba la hora del enlace, las nubes y el fresco fueron disipándose, dando paso a un día cálido y luminoso; sobre todo cuando hizo acto de presencia la novia, preciosa, trayendo con ella realmente el sol que metafóricamente va a iluminar sus vidas desde ese momento y para siempre.

Música de cámara en el mirador y melodías de sonrisa y amor permanente en la mirada de los novios. Emocionante y particular ceremonia, con ritos propios y palabras de cariño leídas por sus amigos para ellos.
Cada detalle pensado por los novios para hacer su día inolvidable envuelto en la música adecuada para cada momento.

Muchos, muchos fueron esos detalles para poder enumerarlos todos. Muchos que quedarán en mi corazón porque ahí llegaron en forma de emoción y lágrimas contenidas.
Nadie importante faltó este día ¡¡Nadie!! Porque ahí estaban ellos apartando las nubes, soplando aire cálido, inspirando felicidad para que no faltara la sonrisa que la ausencia de los dos pudiera ensombrecer.
No sé las veces que pensé o dije:”¡¡Si le viera el yayo!! Y el yayo ¡Ahí estaba!
Los novios no pudieron estar más pendientes de sus invitados al igual, que nosotros lo estuvimos de ellos.
Arroz, corazones y pétalos de mil colores para el ¡¡Viva los novios!! En el mirador.
En el Restaurante, rincones adornados con frases emotivas, inmortalizadas en madera para siempre. Mesas cuajadas también de detalles para que todos los invitados participáramos activamente en el día más importante de sus vidas ¡¡Y lo hicimos!!

Exquisita la comida, desde el primer canapé al último bocado que tomara cada uno.
Tarta preciosa, cortada al unísono entre aplausos y vítores. Magia… magia de risas, magia de un día lleno de ella.

El baile: Mención especialísima a esa coreografía de miradas, ritmos, besos y palabras dichas con el alma enamorada de los recién casados.
Especialmente también destaco, la mirada de mi cuata bailando rodeada de los brazos de su niño amado, al que veía completamente feliz e ilusionado; despojado para siempre del manto de timidez que su ahora hija logró arrancarle para siempre.

Más baile, copas, “recena”… Todo pensado para mantener a los invitados en todo momento activos y participativos en su maravilloso día.
Disfruté de la boda como si de la de uno de mis hijos se tratara. Entre las dos, juntas criamos a siete divinos seres humanos y hoy se nos casaba el cuarto cuatita.

¡¡Felicidades pareja!! ¡¡Felicidades familia!! ¡¡Feliz vida!!