Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 27 de enero de 2014

JORGE QUERIDO NIETO



    Desde ese día y hasta el de hoy, Jorge ha demostrado ser ese chico juicioso que  sabe conducir su vida y viviste para saberlo. Ahora ya no son “las chicas” las que admiran su porte. Tiene a Ana para hacerlo feliz y te fuiste sabiéndolo…

Dulces sueños   


JORGE QUERIDO NIETO

Valladolid, 27 de Enero de 2002


Jorge, querido nieto: Con un coche que flipa, que mola cantidad,  te imagino delirantemente feliz, alegre como un jilguero trinando sobre un cardo en flor.
Estupendo, a mi también me place y complace, y doy por supuesto que las chicas opinaran que qué chicarrón encantador, alto, apuesto, marcial, fuerte, fortísimo y simpático, aunque referida a mí la simpatía es sólo relativa.
Por supuesto, lo que ahora importa es que estés lleno de buen sentido, que a tu gallarda figura no corresponda una escasa talla mental, porque te integres en el nutrido grupo de los gallitos que con entupida inmodestia y excesivamente necios creen a pies juntillas que ellos con el volante en la mano son lumbreras autorizados a pisar a fondo el acelerador. La hombría y la inteligencia de las personas no se miden por la inconsciencia con que se pise a fondo. Lo que tal cosa indica es signo de estupidez mental.
Verdaderamente espabilado es quien sabe evitar el vértigo de la velocidad, que el corazón no se acelere sin control, por bien conocido es que la velocidad es sagrada y no se puede jugar con ella, puesto que quienes insensatamente lo olvidan suele suceder con harta frecuencia que son los primeros en pagar el tributo a la muerte, y la vida no retoña. Vida que se va, no vuelve.

        Jorge, espero que la compra del coche suponga para ti un paso adelante, positivo o positivo, dependiendo de tu conducta. Sería imperdonable equivocación que creyendo que lo sabes todo no tomes en cuenta que aún te queda mucho por aprender y en consecuencia dejándote influir por emociones  inquietantes y donde quiera que vayas pretendas reducir a la mínima distancia el trayecto porque vuelas más que corras recurriendo para ello a dar un pienso extraordinario de gasolina a los muchos caballos de tu motor y en razón de ello nos hagas vivir de susto en susto, de pesadilla en pesadilla, con los pelos de punta por el temor de que te pueda ocurrir algo.

        Conociste Jorge al vecino de enfrente, un joven de 20 años tan lleno de vida como de agresividad e inconsciencia que irreflexivamente no quiso enterarse que el coche no es un bonito invento hecho para tantear corriendo alocadamente. Imagino la escena: Haciendo demostraciones de aceleración arranca su Clío nuevecito a toda pastilla, Roooar, dejando parte de las llantas en el asfalto. Y ya metido en la vorágine extrema acelera el bólido tratando de romper la barrera del sonido, zuaaaa, zuaaaa…, y, lógicamente, un mínimo descuido y ¡plaff!... el coche hecho un amasijo de hierro quedó empotrado en un árbol, gritos de horror y lágrimas, sirenas, luces de ambulancia, un cadáver esperando a un juez, pues quien se creía listísimo e inmortal prematuramente se murió de sopetón volando hacia la piscina de Fasa a 180 Km. por hora.

        Muchacho, a ser juicioso y tomar las cosas sensatamente, porque sabido es que la velocidad es la relación entre tiempo y espacio y quien se deja dominar por el demonio de la prisa corre el grave riesgo de quedar fuera del tiempo y del espacio. Tengo confianza en ti dado que “taliento en el celebro” no te falta, ni de prudencia y sentido común, ¡úsalos!

                                 Besos y abrazos de tu abuelo