Desde ese día y hasta el de hoy, Jorge ha demostrado ser
ese chico juicioso que sabe conducir su
vida y viviste para saberlo. Ahora ya no son “las chicas” las que admiran su
porte. Tiene a Ana para hacerlo feliz y te fuiste sabiéndolo…
Dulces sueños
JORGE QUERIDO NIETO
Valladolid, 27 de Enero de 2002
Jorge, querido nieto: Con un coche que flipa, que
mola cantidad, te imagino delirantemente
feliz, alegre como un jilguero trinando sobre un cardo en flor.
Estupendo, a mi también me place y complace, y doy
por supuesto que las chicas opinaran que qué chicarrón encantador, alto,
apuesto, marcial, fuerte, fortísimo y simpático, aunque referida a mí la
simpatía es sólo relativa.
Por supuesto, lo que ahora importa es que estés
lleno de buen sentido, que a tu gallarda figura no corresponda una escasa talla
mental, porque te integres en el nutrido grupo de los gallitos que con entupida
inmodestia y excesivamente necios creen a pies juntillas que ellos con el
volante en la mano son lumbreras autorizados a pisar a fondo el acelerador. La
hombría y la inteligencia de las personas no se miden por la inconsciencia con
que se pise a fondo. Lo que tal cosa indica es signo de estupidez mental.
Verdaderamente espabilado es quien sabe evitar el
vértigo de la velocidad, que el corazón no se acelere sin control, por bien
conocido es que la velocidad es sagrada y no se puede jugar con ella, puesto
que quienes insensatamente lo olvidan suele suceder con harta frecuencia que
son los primeros en pagar el tributo a la muerte, y la vida no retoña. Vida que
se va, no vuelve.
Jorge, espero que la
compra del coche suponga para ti un paso adelante, positivo o positivo,
dependiendo de tu conducta. Sería imperdonable equivocación que creyendo que lo
sabes todo no tomes en cuenta que aún te queda mucho por aprender y en
consecuencia dejándote influir por emociones
inquietantes y donde quiera que vayas pretendas reducir a la mínima
distancia el trayecto porque vuelas más que corras recurriendo para ello a dar
un pienso extraordinario de gasolina a los muchos caballos de tu motor y en
razón de ello nos hagas vivir de susto en susto, de pesadilla en pesadilla, con
los pelos de punta por el temor de que te pueda ocurrir algo.
Conociste Jorge al vecino
de enfrente, un joven de 20 años tan lleno de vida como de agresividad e
inconsciencia que irreflexivamente no quiso enterarse que el coche no es un
bonito invento hecho para tantear corriendo alocadamente. Imagino la escena:
Haciendo demostraciones de aceleración arranca su Clío nuevecito a toda
pastilla, Roooar, dejando parte de las llantas en el asfalto. Y ya metido en la
vorágine extrema acelera el bólido tratando de romper la barrera del sonido,
zuaaaa, zuaaaa…, y, lógicamente, un mínimo descuido y ¡plaff!... el coche hecho
un amasijo de hierro quedó empotrado en un árbol, gritos de horror y lágrimas,
sirenas, luces de ambulancia, un cadáver esperando a un juez, pues quien se
creía listísimo e inmortal prematuramente se murió de sopetón volando hacia la
piscina de Fasa a 180 Km. por hora.
Muchacho, a ser juicioso y
tomar las cosas sensatamente, porque sabido es que la velocidad es la relación
entre tiempo y espacio y quien se deja dominar por el demonio de la prisa corre
el grave riesgo de quedar fuera del tiempo y del espacio. Tengo confianza en ti
dado que “taliento en el celebro” no te falta, ni de prudencia y sentido común,
¡úsalos!
Besos y abrazos de tu abuelo
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