CRITICÓN COMPULSIVO
Valladolid 18
de Septiembre de 2001
Queridos hijos: ¿Soy un criticón
compulsivo? Admito que a veces, no pocas veces, funcionando en plan padre
preocupón me pongo cargante, pero eso es considerando que ese es el papel que
me corresponde como tal. ¿No corregís vosotras a vuestros hijos?
Pero visto lo visto, este mi
modo de ser completamente sincero me crea problemas, a más de un sentimiento de
culpa que me produce angustia y un vivo deseo de arrepentimiento. Pero vamos a
ver, tendré que empezar por conocerme a mí mismo, dedicando tiempo a descubrir
lo mejor de mi persona para ponerlo al servicio de los demás. O sea, que si
descubro lo mejor que tengo en mí, si es que algo tengo, aprenderé a ver
también lo bueno que poseen los otros.
¿Pero es esto fácil? Lo más
probable es que mi actitud se deba a que nos vemos permanentemente rodeados de
un ambiente en el que lo habitual es
despellejar al prójimo y criticarle a degüello, y a lo que parece la tendencia
de los humanos es hacer daño a los otros con la misma virulencia e intensidad
que nos hacen daño a nosotros. Bueno es saberlo para cambiar de actitud,
cambiando de nivel de sentimientos mediante acciones positivas.
Desde ahora, pues, trataré de
comentar lo más positivo y valioso que
descubra en los demás, procurando verme también a mí, no como un criticón
compulsivo, sino como un ser humano arrepentido que cada día se esfuerza en
superarse y mejorar. A ver si es cierto.
Hijos, abrazos y paternales
besos, smuac, smuac, smuac, smuac...
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