PAISAJES
MÁGICOS
Valladolid
14 de Septiembre de 2001
Queridos hijos: Pertenezco al grupo de personas que opinan que las
excursiones son, además de una diversión, descanso de la rutina diaria y
enseñanza, el mejor modo de conocer nuestra tierra, recorriendo tantos y tantos
rincones estupendos llenos de belleza, historia y leyenda que nos enseña a
quererla.
Abundan quienes sin conocer España, sin viajar por ella corren por el
extranjero sin enterarse de que pocos países europeos gozan de mayor
variedad de paisajes que en España.
Tenemos de todo: costas mansas y bravas, montañas verdes, vegas, llanuras,
páramos, de todo, en fin.
Mientras viva me quedará recuerdo de las inolvidables excursiones con
los nietos a través de la montaña palestina cuando hechos uno con la madre
Naturaleza nos hermanábamos con la tierra, con la montaña, con las rocas, los
ríos, los árboles que son como nuestros españoles. Las cosas hacen a España
tanto o más que los hombres.
En esta ocasión el Hogar ha organizado una excursión no larga en
kilómetros y sí frecuentes paradas
llenas de sorpresa, de paisajes diferentes y contrastes llamativos,
visitando Calatañazor, el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, Clunia, en
Soria; La Vid y Aranda de Duero en
Burgos.
Calatañazor, un singular pueblo con historia y estampa de Edad Media
con sus calles empedradas, sus soportales, tejados, chimeneas cónicas, y sus peculiares tabernas repletas de
curiosidades. El legendario castillo fue el escenario de la batalla de Almanzor
en 1002, en la que murió el famoso Almanzor.
Siguiendo la ruta hacia el Parque Natural llegamos a la ermita de san Bartolomé,
enclavada en el cañón, en un paisaje de enorme belleza y el hecho peculiar de
estar situada a la misma distancia del cabo de Finisterre en el Atlántico, y el
de Creus, en el Mediterráneo. Desde la ermita, a pie, por un estrecho senderito
tormento para mi espalda y una delicia para los ojos, llegamos al fondo del
cañón con sus paisajes mágicos.
La gira nos lleva ahora a la ciudad prerrománica de Clunia, rica, prospera e importante, que
en sus días de máximo esplendor contaba con 35 mil habitantes y un teatro con
casi diez mil asientos, el mayor de España. Tras la muerte de Nerón, Galba fue
proclamado emperador de Roma en esta ciudad, donde se encontraba refugiado.
Antes de llegar a Aranda de Duero nos detuvimos en La Vid, lo que me produjo ilusión y emoción dado
que allí pasé dos años de mis días estudiantiles. Ya en Aranda, tras una rápida
ojeada a la populosa ciudad, visitamos algunas bodegas, las más famosas, porque
dicen que son 120 las que minan el subsuelo del pueblo. En una de las mas
antigua y notable, muy profunda y amplísima nos agasajaron por todo lo alto con
abundante comida y bebida y después de mucho cante y baile, feliz fin del
itinerario.
Besos
y abrazos
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