MOZARRÓN RESTALLANTE
DE SALUD
Valladolid 24 de Septiembre de 2009
Querido nieto cumpleañero: Te deseo con todas las
fuerzas de mi corazón que hoy, y siempre, te rodee un ambiente de risas y
alegría que te haga resudar felicidad por todos los poros. Jorge, es una orden:
disfruta de la vida con los cinco sentidos en compañía de esa muchachita
simpaticona, risueña como una puesta de sol, pues permanentemente lleva la sonrisa colgada de los labios y de los ojos, en
posesión, además, de la belleza y la
dulzura. Hazme caso, ¿vale?
No hace mucho, y, sin embargo hace tanto, pues la vida
pasa tan callando, tan volando que parece que fue ayer mismo cuando eras un
crío revoltoso, un rapaz tan enredador como gracioso, cuyas muchas y simpáticas
travesuras se me han quedado grabada en la memoria y en el corazón.
Eres un mozarrón restallante de salud y juventud que se
cree el Astro Rey, una estrella que brilla con luz propia, no sin falta de
razón, porque además te adornan otras excelentes cualidades, tales como estar siempre
predispuesto a ayudar a quien te
necesite, y la de hacer las cosas bien
por la satisfacción que produce lo bien hecho, sin embargo, a veces, no deja de
desconcertarme tu modo de reaccionar por el remolino de ideas confusas, eres hipersensible a la crítica y algún miedo
me tienes metido en el cuerpo, porque en cuanto abro la boca o te escribo
parece que te estoy lanzando cócteles Molotov. Así que ¿tenerte contento? Pues
no, que ilusión, ojalá pudiera. Ojalá también el taliento de tu celebro capte esta idea: las personas
que merecen la pena, es decir, las que poseen inteligencia racional y
emocional, lo que a ti no te faltan, son positivas, comparten sus sentimientos
con los demás, toleran las críticas y saben ¡oh, maravilla! No reírse del más
débil, sino de sí mismo. ¿Te parece bien, mal o regular?
Querido Jorge, mira, veras, diga lo que diga no me
hagas mucho caso, porque aunque aún me queda algún espíritu juvenil, tengo
mucha juventud acumulada y futuro por detrás, estoy a punto de celebrar mi octogesimooctavo
aniversario y bien sabido es que los viejos somos un poco tontainas. Está
claro, sin embargo, que estoy obligado a vivir cada día como si fuera el último,
por aquello de que mientras haya fulminante, ¡fuego y adelante! Por lo demás,
pase lo que pase, como hacer pis en el mar, no pasa nada.
Besos y abrazos de tu abuelo
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