SOLSTICIO DE OTOÑO
Valladolid 22 de Septiembre de 2001
Queridos hijos: Celebro el solsticio
de otoño con una tarde aún nada otoñal, luce un sol tibio y sedante, corre un
airecillo suave y acariciador propicio
para tomar bocadas de oxígeno tonificante paseando sin rumbo por el Campo
Grande, sintiéndome a gusto perdiendo el tiempo sin hacer nada, sin pensar en
nada, sólo haciendo frente al momento que se presenta, dejando que el tiempo
resbale suavemente, que corran libres los pensamientos.
Después de mucho ir y venir
cruzando paseos en todas las direcciones me siento a la vista de la secuoya de
Javi, el roble americano de Rebe, el sauce llorón de Jorge y el piramidal de
Cris, el tilo de Raquel y doy en cavilar sobre el futuro, en lo que me queda
por hacer, por decir, por vivir, en cómo poner en práctica la fórmula de la
felicidad que consiste en no pedir a la
vida más de lo que necesitamos, en poseer la sabiduría de pedir las cosas
después de tenerlas, porque así nunca falla. Una vida, me digo, llena de conflictos
es una tontería como un queso, pero así son las cosas, o sea, que hay quien
conoce el arte de vivir y quien no tiene ni zorra idea.
En fin, que Dios nos dio el
entendimiento para usarlo, pero a veces ni caso, pero como no me apetece seguir
filosofando sobre el tema me zafo de él y la mejor manera que encuentro es recitar como si fuera una
oración este poema de vuestro paisano Amado Nervo.
HOY HE NACIDO
Cada día que pase, has de decirte:
¡hoy he nacido!
El mundo es nuevo para m; la luz
Esta que miro,
Hiere sin duda por la vez primera
Mis ojos límpidos;
La lluvia que hoy desfleca mis cristales
Es mi bautismo.
Vamos, pues, a vivir un vivir puro,
Un vivir nítido.
Ayer, ya se perdió: ¿fue malo? ¿Bueno?
...Venga el olvido,
y quede sólo, de ese ayer, la esencia,
el oro íntimo
de lo que amé y sufrí mientras marchaba
por camino.
Hoy, cada instante, al bien y a la alegría
Será propicio,
Y la esencial razón de mi existencia,
Mi decidido
Afán, volcar la dicha sobre el mundo,
Verter el vino
De la bondad sobre las bocas ávidas
En redor mío.
Será mi sola paz la de los otros;
Su regocijo
Mi regocijo, su soñar mi ensueño;
Mi cristalino
Llanto el que tiemble en los ajenos párpados;
Y mis latidos,
Los latidos de cuantos corazones
Palpiten en los orbes infinitos.
Cada día que pase, has de decirte:
"¡hoy he nacido!"
Hijos, que vuestros corazones rebosen amor y
alegría.
Besos y abrazos
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